¿Seguro que no es tiempo para la utopía?
Si en España se legalizase el Cannabis, se generarían beneficios económicos que se estimaban en torno a los 2.500 millones de euros anuales
Si en España se legalizase el Cannabis, se generarían beneficios económicos que se estimaban en torno a los 2.500 millones de euros anuales
Uruguay ya ha dado el paso. Hace unos años, cuando los jóvenes socialistas uruguayos hacían campañas en pro de la legalización del consumo de Cannabis tuvieron que soportar insultos, abucheos y muchos no querían tomarles en serio. En realidad solamente reclamaban la normalización de lo que se venía haciendo hasta ese momento en las casas, en los parques y en los rincones. Exactamente igual que ocurre en España y en otros tantos países del mundo.
Hoy fumar marihuana en un bar de Montevideo es algo visto con normalidad, cosa que no sucede si fumas un cigarrillo de tabaco. Así son las cosas. La normalidad hace, y así lo demuestran los datos, que el consumo descienda y sobre todo que termine la interminable cadena de abuso y delincuencia que genera el tráfico ilegal. Ésta ha sido una de las principales razones que se han explicado en California respecto a los cárteles mexicanos.
España es uno de los países del mundo donde el consumo de Cannabis es más elevado. Si aquí se tuviera el valor de romper con la hipocresía que tanto nos caracteriza, veríamos rápidamente los resultados. Vaya por delante que el hecho de no legalizar el Cannabis no hace que la gente no lo consuma. Dicho de otro modo, pregunten al vecino Portugal por qué ha visto reducido el consumo en cuatro puntos porcentuales desde que se aprobó la despenalización en 2001. La diferencia reside, simplemente, en que donde se reprime al consumidor, se verá forzado a hacerlo más o menos a escondidas, pagará un precio más bien injusto alimentando un circuito de corruptelas que a estas alturas de la historia nos podrían hacer pensar en a quién terminan beneficiando.
Está estudiado que si en España se legalizase el Cannabis, se generarían beneficios económicos que ya hace unos años se estimaban en torno a los 2.500 millones de euros anuales para el Estado (precisamente lo que tuvimos que recortar con la reforma laboral para cumplir con el objetivo del déficit impuesto desde Bruselas), gracias a los impuestos que podrían recaudarse y al ahorro que supondría no tener que gastar para controlar y reprimir a los consumidores y traficantes. Además, hay datos que hablan de la creación de más de 40.000 puestos de empleo, que supondrían sin lugar a duda una interesante aportación.
Lejos de mirar alrededor, de aprender de las buenas prácticas que están desarrollándose en América Latina y en Estados Unidos, nuestro gobierno está dando pasos hacia atrás, que es el baile que mejor conoce. Más represión a través de más multas al consumo. De este modo los expertos ya han advertido que las mafias se refuerzan y se debilitan las estructuras de un país que pretende ser más democrático.
No hacemos apología del consumo de Cannabis. Pongamos fin a la hipocresía de quienes nos gobiernan y de quienes lo han hecho y, siendo realistas con lo que sucede a nuestro alrededor, valoremos y sopesemos los beneficios que para todos tendría regular y desarrollar un sistema que contribuya de algún modo al bien común, o como algunos dicen, al interés general. Si se ha hecho con drogas tan letales como el alcohol y el tabaco, que han demostrado matar a millones de personas, ¿por qué no se plantea con el Cannabis, que hasta el momento no ha generado muertes directas y sí ha resultado ser un buen recurso natural para muchas dolencias?