Las sábanas del Presidente
Los amoríos de Hollande con la actriz de 41 años Julie Gayet ha terminado por pintar un retrato mucho más mundano del hombre que llegó a la presidencia de su país por la puerta de atrás
Los amoríos de Hollande con la actriz de 41 años Julie Gayet ha terminado por pintar un retrato mucho más mundano del hombre que llegó a la presidencia de su país por la puerta de atrás
Antes de alcanzar la presidencia de Francia, François Hollande tenía fama de aburrido. Llevaba más de treinta años metido en la vida política de su país, pero su falta de apasionamiento y su tendencia a esquivar cualquier conflicto, así como su apariencia conservadora y su actitud reservada, lo hacían ver como una figura opaca.
La caída del director del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn le abriría las puertas de la candidatura presidencial del Partido Socialista, y los errores de campaña de Nicolas Sarkozy lo ayudarían a ganar las elecciones, pero Hollande hizo lo suyo. Ayudó mucho su paciencia y olfato político, así como un buen cambio de imagen: nunca pareció tan carismático como en la campaña de 2012, con 15 kilos menos, anteojos con nuevas monturas y mejores trajes en el guardarropa.
La revelación por la revista «Closer» de los amoríos de Hollande con la actriz de 41 años Julie Gayet ha terminado por pintar un retrato mucho más mundano del hombre que llegó a la presidencia de su país por la puerta de atrás, y que desde entonces vive sumergido en un torbellino de crisis políticas, con un paro cercano al 11% y unos recortes y una política impositiva que lo han hundido en las encuestas, apenas un año después de su llegada al Elíseo. También ha llevado al hospital a Valérie Trierweiler, primera dama de Francia, con quien Hollande sostuvo una relación clandestina previa, hasta que se hizo pública luego de su separación de la importante dirigente socialista Ségolène Royal.
Casos como este reavivan la polémica sobre las fronteras de lo privado tratándose de personajes públicos, y sobre todo de políticos elegidos por el pueblo. ¿Conviene saber que François Hollande acostumbraba exponer su seguridad −y por tanto la del Presidente de Francia− en las visitas a Gayet? ¿O que su vida no es una ecuación perfecta, como casi todos los políticos quieren hacernos creer? Quizá a «Closer» solo le importaba el escándalo barato y el chisme de peluquería, pero sin quererlo nos ha dado qué pensar.