Un día sin Pantalone
Tengo sentimientos encontrados respecto a la celebración del Día sin pantalones en el metro.
Tengo sentimientos encontrados respecto a la celebración del Día sin pantalones en el metro.
Tengo sentimientos encontrados respecto a la celebración del “Día sin pantalones en el metro”. Por un lado, la iniciativa me divierte, y más desde que averigüé de dónde surgió la idea (espectacular video de Improv Everywhere explicándolo en Ted.com). Por el otro, me preocupa la salud de los despantalonados, ahí, a la intemperie de enero. Es teatro y teatro de calle, y estoy seguro de que al creador del asunto no se le escapaba que pantalón es la castellanización de Pantalone, uno de los personajes clave de la comedia del arte.
Propongo que la idea se extienda a otros lugares, sin ocultarse en el subsuelo. Veamos. El personaje de Pantalone, o Pantaleón, es el de un viejo avaro y conservador. Librarnos de algunos de éstos no estaría mal, en ningún caso, e igual pagábamos menos impuestos y todo: el “Día sin Pantalone en la metrópolis”, por tanto, podría consistir en donar esa rebajilla a quienes no usan pantalones por no mostrar el remiendo, aunque esto sería más propio de Arlequín, si a eso vamos.
Otra opción es quitárselos a quien mande en casa y dejar así que la calma inunde el salón-comedor-pasillo: podría llamarse “Día sin Pantalones en el metro cuadrado de solución habitacional”. También podemos celebrar el “Día sin pantalones con el metro de carpintero”, que sirve como metáfora de los vaivenes de la Bolsa: hay mañanas que mejor te pillan en disposición de ir al excusado. O el “Día sin pantalones y sin métrica”, que debe de ser la cumbre de la poesía versolibrista y corolario del negocio asociado: apenas da para unas alpargatas, lo de los poemas, no les digo ya para la zona de las piernas.
Aunque para ausencia de pantalones, la de los que debieron haber evitado y como mínimo no apoyado el espectáculo grotesco del sábado en Bilbao. Cómo según el Sr. Rajoy llueve mucho y solo hay que hablar de economía, pues nada: “Día sin pantalones con el pluviómetro lleno, que es bueno para el brote verde, cuidadín con la portañica del finstro”. Un suponer.