Real niggas do real things

Nuestra ignorancia hoy en día consiste en gran medida en nuestra fe ciega en la imagen y la moralidad disfrazada de corrección política

Negratas auténticos haciendo cosas de verdad. Así se dio a conocer el rapero Notorious B.I.G. en los 90, considerado por muchos como el mejor MC de la historia. No escribía sus letras, solía improvisarlas a la hora de grabar. Era un negro obeso y adicto que decidió cambiar su vida de traficante en una esquina de Brooklyn por la de rapero, incorporando en su alias la máxima «Business Instead of Game». Hoy sería impensable que un tipo así manejara con tanta libertad su imagen pública, entre otras cosas porque actuaba de acuerdo a sus convicciones sin importarle demasiado lo que pudieran pensar de él. Los personajes públicos puede que sigan siendo drogadictos, indeseables, mentalmente inestables o profesionalmente incapaces, pero invierten tiempo y dinero en presentar su imagen dentro de los límites de lo aprobable socialmente. Por eso personajes como Rob Ford, el alcalde de Toronto que admitió su afición al crack, son considerados elementos marginales a los que no se puede tomar en serio, mientras que los grandes psicópatas cocainómanos al frente de las corporaciones financieras que esclavizan al mundo siguen siendo modelos sociales ejemplarizantes.

«Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza», aseguraba Simón Bolívar, y nuestra ignorancia hoy en día consiste en gran medida en nuestra fe ciega en la imagen y la moralidad disfrazada de corrección política. Si los dirigentes de las FARC fueran vestidos con trajes de Armani e hicieran sus declaraciones desde un hotel de lujo, quizá les daríamos más crédito cuando aseguran que rompen el alto el fuego que ellos mismos declararon a causa de la «persecución y asedio delirantes» que las tropas del gobierno colombiano han puesto en marcha desde el inicio de la tregua. Con todas las reservas que me generan las FARC, me resulta más fácil creerles a ellos que a una Christine Lagarde que nos asegura, cuando ya muchos han muerto por congelación, que «la etapa de hielo ha quedado atrás».