Algo huele a podrido
Lo consigan o no tapar algo huele a podrido en torno al fichaje de Neymar por el F.C. Barcelona. Para mí que aquí hay gato encerrado.
Lo consigan o no tapar algo huele a podrido en torno al fichaje de Neymar por el F.C. Barcelona. Para mí que aquí hay gato encerrado.
Lo consigan o no tapar algo huele a podrido en torno al fichaje de Neymar por el F.C. Barcelona. Si ya desde un principio algo no casaba entre lo que el Barça decía haber pagado, 57 millones de euros, y lo que al Madrid le habían pedido,- Florentino Pérez reconocía públicamente que la broma podía irse a los 150 millones- ha tenido que ser un socio el que con su denuncia destape la caja de Pandora.
De lo presentado en la Audiencia Nacional, y si hacemos caso a la información publicada por el Mundo en los últimos días, en el fichaje de la estrella brasileña hay un desfase de 38 millones entre lo que el club declara, en comparecencias públicas, haber pagado y lo que ha remitido, a solicitud del juez, en forma de contratos. De ser ciertos los números y dada la tibia respuesta del Barça no hay porqué dudar de la información, las cifras son ciertamente escandalosas.
Llamativo que al Santos se le paguen 9 millones por dos amistosos (Barça y Madrid tienen un caché de dos millones por encuentro) pero todavía más sorprendente es que el padre del jugador se lleve 8,5 kilos por un lado, 2,6 por otro y ya en el colmo del despelote, cuatro y medio por buscar publicidad y que se cobrarán se consigan o no patrocinadores.
Visto lo visto entendemos ahora el porqué de la tan manida cláusula de confidencialidad. Difícil explicar al socio lo que para algunos directivos, presidente incluido, es ingeniería financiera. Desde luego diferente lo es. Solo así se explica que en el fichaje de un futbolista y creo que por primera vez en la historia, se incluya una partida de dos millones y medio destinados a la ayuda social de las favelas. No me hagan caso, ya saben que yo soy muy mal pensado, pero para mí que aquí hay gato encerrado.