2035, ¿sin extrema pobreza?

Quiero creer en Bill Gates, no como master del imperio Microsoft, ni por su extensa filantropía, sino como visionario de un futuro mejor, donde los países pobres desaparecen y el mundo es más mundo que ahora.

2035 no está nada lejos para gesta sin precedentes como la que predice Gates. De esa forma se superarían mitos tan establecidos como que los países pobres están condenados a vivir en los infiernos, que la ayuda recibida es gestionada mal por mentes corruptas y, que salvar vidas en los países pobres provoca una insostenible sobrepoblación mundial que acabaría con todas las existencias del planeta. Vamos, el mundo ideal que ni si quiera ya vislumbramos en las películas. Pero…¿Países es igual a personas/ ciudadanos?

Sus números, hablan que los índices de pobreza extrema han caído del 30% al 15% y, “que el mundo mejora, aunque sea a cámara lenta.” Vayamos por partes porque a mi no me acaban de cuadrar los números de Gates y, me parecen ciertamente espejismos en una cruda realidad que, desde que el tiempo es tiempo, siempre ha existido: pobres y ricos.

Quizás el matiz, esté en la palabra EXTREMA, EXTREMA pobreza. Si hacemos la cuenta de la vieja, tenemos 21 años para detener que cada quince segundos muera un niño de hambre, que más de 800 millones de personas sufran desnutrición o, que una de cada 8 personas no pase hambre en el mundo. Y todo eso según el hombre más rico del mundo sería gracias al desarrollo, a los avances tecnológicos y, por ello invita a los gobiernos a que aumenten o mantengan, pero no corten esas ayudas.

Quiero creer en Bill Gates, desearía tener la misma fe que tiene en sus palabras. La diferencia entre una mente brillante y otra es que, la brillante no concibe la palabra: IMPOSIBLE.