Galaxias
Creo que la mayoría de cosas por las que me he interesado de adulto salen en «La guerra de las Galaxias». Lo primero fue la política. Pero también la historia. Si volvemos a ver a Carrie Fischer en el papel con el pelo blanco me dará para otro tema: el envejecimiento.
Creo que la mayoría de cosas por las que me he interesado de adulto salen en «La guerra de las Galaxias». Lo primero fue la política. Pero también la historia. Si volvemos a ver a Carrie Fischer en el papel con el pelo blanco me dará para otro tema: el envejecimiento.
«La guerra de las galaxias» se estrenó en Estados Unidos en 1977. Le gustó a casi todo el mundo, pero no al gran escritor de ciencia ficción J. G. Ballard. En una reseña titulada “¿Hobbits en el espacio?”, dijo que, aunque el público estuviera encantado con ella, no era original, el argumento era débil, se olvidaba poco después de haberla visto y era un gran espectáculo de efectos especiales completamente vacío.
Vistos ahora, los efectos de la película no impresionan demasiado y más bien parece una sucesión de gente en pijama peleándose con fluorescentes. Sea como sea, a mí me impresionó mucho cuando la vi, a mediados de los ochenta. Tanto, que creo que la mayoría de cosas por las que me he interesado de adulto salen de esa película y las siguientes.
Primero la política: la trilogía era una reflexión sobre la dictadura y la democracia (la segunda trilogía, aunque no lo parezca, lo era sobre las instituciones políticas mal diseñadas) y una explicación de por qué algunas revoluciones triunfan y otras no. Pero también la historia: las películas eran un trasunto del paso de la vieja Roma de República a Imperio, y a mí, aunque en esa edad no podía tenerlo muy claro, me parecía evidente que Darth Vader era Hitler.
Sobre algunas de estas cosas he leído y escrito mucho después, pero en el inicio estuvieron La guerra de las galaxias y el Halcón Milenario que me compraron mis padres. Sobre lo que no he escrito nunca es sobre el bikini de la Princesa Leia, aunque también he pensado en él alguna que otra vez de adulto. Si volvemos a ver a Carrie Fischer en el papel con el pelo blanco me dará para otro tema que me va interesando cada vez más: el envejecimiento.