Mujeres que olvidan el feminismo
Al feminismo radical le pasa como a todo aquello de lo que se adueña el progresismo que odia nuestros fundamentos: que lo pervierte.
Al feminismo radical le pasa como a todo aquello de lo que se adueña el progresismo que odia nuestros fundamentos: que lo pervierte.
El feminismo no comparece cuando las mujeres sufren la barbarie de lo que el progresismo sigue considerando otra cultura. Nunca les importaron ni las ablaciones ni que las apedreen. Afirman que hay que entender a las otras culturas no tanto para tranquilizar conciencias, que nada se puede hacer con la nada, sino para ocultar las consecuencias de abandonar la civilización.
Es lo que me ha venido a la mente y lo primero que ha querido saltar al papel tras conocer en The Objetive la espantosa noticia que llega de India: una terrible condena por la que una joven ha sido violada por 12 hombres, cumpliendo sentencia de un consejo del pueblo como castigo por tener una relación amorosa.
Al feminismo radical que ha nacido en Occidente de la mano de ideologías de izquierda le pasa como a todo aquello de lo que se adueña el progresismo que odia nuestros fundamentos: que lo pervierte. Así como el socialismo es una máquina de generar pobreza y desigualdad, de la misma manera, el feminismo acaba anulando el ser mismo la mujer.
Detrás de este feminismo contaminado de la ideología de género, encontramos las bases del nuevo estatalismo que se nos va imponiendo: y ya se anuncian querellas contra quienes osan rebatir los postulados irracionales de estas corrientes al servicio de temibles poderes.
Cada vez que esas anticulturas admiradas por el progresismo, que sólo pueden ser barbarie, nos enseñan el final del camino que estamos andando mientras minamos nuestras sólidas raíces culturales, tenemos la oportunidad de corregir el rumbo. Ni al socialismo le importan los pobres, ni al feminismo las mujeres; sólo son escusas para lograr el poder. Porque como hay pobres que olvidan el socialismo, hay mujeres que olvidan el feminismo.