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La última gran cita

Encuadrada en el grupo de la muerte con Brasil, Serbia y Francia como principales oponentes, España buscará este verano recuperar la supremacía mundial en el deporte de la canasta.

Opinión

Encuadrada en el grupo de la muerte con Brasil, Serbia y Francia como principales oponentes, España buscará este verano recuperar la supremacía mundial en el deporte de la canasta.

Encuadrada en el grupo de la muerte con Brasil, Serbia y Francia como principales oponentes, España buscará este verano recuperar la supremacía mundial en el deporte de la canasta. No lo van a tener fácil los nuestros. Tenemos la pequeña ventaja de jugar en casa. Orenga podrá contar con los mejores, pero delante, además de las selecciones antes mencionadas, vamos a tener a una selección americana a la que siempre le hemos generado problemas pero contra la que hemos tenido que incar la rodilla en las dos últimas citas olímpicas. Por lo menos, y esa es la parte positiva del sorteo que se celebró el lunes en Barcelona, al ir por la otra parte del cuadro y si todo discurre con normalidad, a los americanos no les veríamos las caras hasta una hipotética final.

Va a ser éste un campeonato muy especial y no solo porque la organización corra a cargo de nuestro país. Aunque el futuro es difícil de predecir todo apunta a que ésta puede ser la última gran cita de una generación sencillamente irrepetible.

La edad no perdona y el calendario de los dos grandes líderes de este equipo, Gasol y Navarro, va más deprisa de lo que muchos desearíamos. Ausentes en el último europeo en donde España alcanzó la medalla de bronce, Pau y Juan Carlos querrán cerrar en lo más alto un ciclo que empezó en Lisboa allá por 1999. Aquel verano unos imberbes chavales a los que lideraba un tal Navarro y al que secundaban entre otros Felipe Reyes, Raúl López , Berni Rodríguez y un todavía no decisivo Gasol, se colgaron el oro en el Mundial junior venciendo en la final a una potentísima selección estadounidense. Ojalá que quince años después la historia se repita. Sería el mejor colofón puede que para los dos mejores jugadores de la historia de nuestro baloncesto.