Pescadores de secano
Con lo que esquilmamos nuestros mares, cada vez resultará menos extraño que un pescador encuentre entre sus redes cualquier cosa extraña y, con un poco de suerte, hasta capture un pez.
Con lo que esquilmamos nuestros mares, cada vez resultará menos extraño que un pescador encuentre entre sus redes cualquier cosa extraña y, con un poco de suerte, hasta capture un pez.
Con lo que esquilmamos nuestros mares, cada vez resultará menos extraño que un pescador encuentre entre sus redes cualquier cosa extraña y, con un poco de suerte, hasta capture un pez. La pesca, con el paso de tiempo, corre el riesgo de convertirse en una ceremonia marina del reciclaje, en la que los hombres de a bordo se convertirán en un equipo de recuperadores de todo tipo de residuos entre los que boqueará un pez desgraciado. Que también es mala suerte que, con todo lo que hay en el mar, le vayan a pescar a él.
Pero este panorama apocalíptico también puede tener su lado positivo. La franja de Gaza, por ejemplo, es una fuente permanente de malas noticias, pero la historia de un pecador nos ha proporcionado, por primera vez en mucho tiempo, una noticia que no tiene que ver con los dramas habituales que desde esa zona se nos sirven. Resulta que un buen hombre lanzó sus redes al mar y pescó una estatua de Apolo. Convencido de que en la lonja aquel «pescado» no iba a provocar una buena puja, decidió llevárselo a casa en algo tan romántico como un carro tirado por burros. Ese Apolo submarino llevaba siglos desaparecido, como la honradez de muchos políticos, y él, a diferencia de ellos, ha sido reciclado para disfrute de las personas.
El extravío de obras de arte une la franja de Gaza con Madrid, donde casi doscientas obras de arte se han sumergido en el mar inexistente de la capital. De esas obras se conoce casi todo menos un pequeño detalle: dónde están. No sé si este extravío tiene que ver con las mudanzas, que ya se sabe que son muy malas, o con un cierto desmadre en el control lo público. Pero que nadie se preocupe, que, si las damos por perdidas, subimos un poco más el IBI y problema solucionado. Que pena que no existan los pescadores de secano.