Primavera árabe en Venezuela
Venezuela es el quinto país productor de petróleo del mundo. Si, han leído bien, el quinto. Venezuela es un país fallido, una economía fallida, una sociedad facial. Casi década y media de movimiento Bolivariano ha transformado Venezuela en un erial.
Venezuela es el quinto país productor de petróleo del mundo. Si, han leído bien, el quinto. Venezuela es un país fallido, una economía fallida, una sociedad facial. Casi década y media de movimiento Bolivariano ha transformado Venezuela en un erial.
Venezuela es el quinto país productor de petróleo del mundo. Sí, han leído bien, el quinto. Solo por este pequeño detalle de estar situado encima de recursos naturales extraordinarios y necesarios para el funcionamiento de la maquinaria del mundo, ya debería de tener una de las poblaciones más ricas, en términos de renta per capita del planeta. Pero no, Venezuela, como Argentina, como Ecuador, como Bolivia, forman parte del grupo de países considerados «fallidos» en Latianomérica. Frente a los esfuerzos de Colombia, México, Brasil e incluso Perú de salir de la pobreza y de la eterna consideración de «países en vías de desarrollo», Venezuela es un país fallido, una economía fallida, una sociedad facial.
Casi década y media de movimiento Bolivariano ha transformado Venezuela en un erial. Con Chávez, «el gorila rojo», se instauró la dictadura democrática (sí, el término existe gracias a él), por el cual llegas al poder a través de las urnas, y te parapetas en él instaurando un régimen de terror, dictatorial, controlando el ejército, las instituciones y finalmente la sociedad civil. En Venezuela uno come lo que dice el régimen, uno abre una tienda cuando le da permiso el régimen, uno tiene una industria si está de acuerdo con el régimen.
Murió Chávez, el Mesias Bolivariano, y llegó su heredero Maduro. Maduro no tiene ni la inteligencia, ni la cintura, ni la labia de Chávez. Maduro es un burdo imitador de Chávez que ha llevado en tiempo récord a Venezuela a una rebelión de las masas. Las educadas, las universitarias, los jóvenes venezolanos lideran el cambio de régimen desde las calles. Es la «derecha social» la que tira piedras en Venezuela, la que quema contenedores, la que está siendo brutalmente represaliada. Es la Primavera Árabe en Venezuela, miles de personas sumidos en la pobreza de un régimen déspota, ante la no acción de Occidente. Aquí no parece tan romántico apoyar a los jóvenes arrestados, a las familias de los asesinados por el régimen. La izquierda social europea no muestra su rechazo. Menos mal que Obama, hombre de Estado, ya ha hecho las primeras declaraciones a través de Kerry: o cesa la represión contra el pueblo venezolano o Estados Unidos tomará medidas.