THE OBJECTIVE
Beatriz Talegon

Siesta, toros y bata de cola

Se hace eco el New York Times del último grito: España debería adaptarse a los horarios internacionales para ser más productiva. Dicho de otro modo, nos recomiendan los expertos eliminar la siesta, entre otras cuestiones.

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Siesta, toros y bata de cola

Se hace eco el New York Times del último grito: España debería adaptarse a los horarios internacionales para ser más productiva. Dicho de otro modo, nos recomiendan los expertos eliminar la siesta, entre otras cuestiones.

Se hace eco el New York Times del último grito: España debería adaptarse a los horarios internacionales para ser más productiva.

Dicho de otro modo, nos recomiendan los expertos eliminar la siesta, entre otras cuestiones. Este consejo da por hecho que en España, después de comer, quienes tienen trabajo, se echan la siesta. Resulta ya poco real: tener trabajo y comer se está haciendo cada vez más difícil.

Es cierto que cuando se trabaja en otros países descubrimos que existen otras maneras de entender la vida. Que se puede trabajar (y te puede cundir mucho más) entrando en la oficina entre las 9:00 y las 10.00 y saliendo entre las 17:00 y las 18.00 con una hora para comer, por ejemplo.

Se puede establecer, por ejemplo, un día para trabajar desde casa, lo que facilita enormemente la conciliación personal y laboral (reduce la contaminación y relaja mucho las jornadas semanales). Está demostrado que quien trabaja en casa suele ser mucho más productivo, pues siente la libertad de poder hacer lo que quiera en cuanto termine su trabajo, mientras que cuando se está en la oficina muchas veces se dilata la tarea por no tener nada más que hacer hasta que llegue la hora de salir.

Nos queda un largo camino que recorrer en lo que a jornada laboral se refiere, pues si algo hay mal visto en la mayoría de los países (no en España, que en esto vamos al contrario), es quedarse en la oficina después de la hora de salida. Mientras en nuestra tierra eso se interpreta (o eso se creen algunos) como trabajar mucho y dejarse la piel, en otros países se entiende como no haber sabido gestionarse el tiempo y no tener una vida lo suficientemente apetecible como para preferir estar fuera del trabajo.

En otros países lo habitual es salir de trabajar a las seis de la tarde y poder disfrutar aún de un tiempo hasta la hora de dormir, que suele ser sobre las once de la noche. Se cena alrededor de las ocho y este horario da lugar a las suficientes horas de sueño y una jornada relajada.

A veces resulta curioso pensar que en un país como España, que suele tener uno de los mejores climas, horas de luz, una vida social activa, buena gastronomía, no sepamos disfrutar de lo que tenemos y nos pasemos la vida encerrados en oficinas. Mientras tanto, en los países del norte procuran trabajar lo estrictamente necesario para disfrutar de sus frías tardes en terrazas con estufas exteriores. Curioso, pero a veces los típicos tópicos no son más que eso: tenemos fama de vagos, de siesta, toros y bata de cola cuando en realidad echamos más horas que nadie y no disfrutamos de lo que más valora el mundo, a pesar de tenerlo al alcance de la mano. Va siendo hora de que espabilemos y aprendamos a cuidar y hacer valer un país del que podemos sacar mucho partido y sentirnos muy orgullosos: para eso quizás sea necesario estar menos horas en la oficina, lo que no significa trabajar menos.

 

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