Y se les cayó la careta
Ningún análisis sobre las actuales protestas en Venezuela puede hacerse sin entender que la violencia y la mentira son una política de Estado. La dictadura sigue avanzando, quienes deben protegernos nos matan y la resistencia va aumentando.
Ningún análisis sobre las actuales protestas en Venezuela puede hacerse sin entender que la violencia y la mentira son una política de Estado. La dictadura sigue avanzando, quienes deben protegernos nos matan y la resistencia va aumentando.
Ningún análisis sobre las actuales protestas en Venezuela puede hacerse sin entender que la violencia y la mentira son una política de Estado. Más de 300 detenidos, más de 300 heridos -por lo menos 40 de bala- 6 muertos confirmados, y otras cifras nada alentadoras, confirman la afirmación inicial.
El Sr. Maduro anoche dio patente de corso a los colectivos -defendiéndolos y pidiendo no satanizarlos- enfrentando pueblo contra pueblo y, peor aún, con el aval de los organismos de seguridad. Los ciudadanos que están en las calles usan sus banderas de escudo ejerciendo el derecho constitucional a la protesta, mientras los que arremeten desproporcionadamente contra ellos actúan bajo el lema oficial «vamos con todo». Los colectivos siembran el terror y los organismos de seguridad los alientan.
Además dio la orden de ir contra el estado Táchira, uno de los más persistentes en la protesta. Con la amenaza de enviar aviones, armas y cortes de luz e Internet, el pueblo tachirense se encuentra en estado de excepción. Mismo estado que vivimos los venezolanos desde hace quince años, ante un régimen que premia la inseguridad y nos condena a estar en un toque de queda para salvar nuestras vidas. 24.763 muertos violentamente en 2013 lo confirman y esto se convierte en uno de los motivos de la protesta, junto a la escasez, el alto costo de la vida y la persecución política. Valencia, Puerto Ordaz y otras ciudades siguen siendo campos de batalla porque así este régimen lo quiere.
Los falsos demócratas que gobiernan necesitan de eso para poder ocultar nuestros verdaderos problemas, sacrificando nuestras libertades y todo lo que sea distinto a ellos. Necesitan poder y dinero. La dictadura sigue avanzando, quienes deben protegernos nos matan y la resistencia va aumentando. Así se les cayó la careta.