WC
Confesémoslo: el cuarto de baño es el reposo del guerrero de nuestras reflexiones. Esa intimidad inviolable nos despoja de las vestiduras emocionales, inteleactuales y superficiales. Y Víctor Valdés debió pensar que era el lugar ideal para emitir sus reflexiones sobre la derrota del Barça ante el Valladolid.
Confesémoslo: el cuarto de baño es el reposo del guerrero de nuestras reflexiones. Esa intimidad inviolable nos despoja de las vestiduras emocionales, inteleactuales y superficiales. Y Víctor Valdés debió pensar que era el lugar ideal para emitir sus reflexiones sobre la derrota del Barça ante el Valladolid.
Confesémoslo: el cuarto de baño es el reposo del guerrero de nuestras reflexiones. En soledad, muchos han escrito sus ideas para la reunión del día siguiente, han leído trilogías completas y han whatsapeado románticamente con su pareja en posición de asiento. Esa intimidad inviolable nos despoja de las vestiduras emocionales, intelectuales y superficiales mientras el WC se lleva, tras una descarga de agua, lo que no nos sirve dentro y, a veces, fuera. Limpieza interior y confesionario unilateral, el excusado es un mundo en uno mismo. Y Víctor Valdés debió pensar que era el lugar ideal para emitir sus reflexiones sobre la derrota del Barça ante el Valladolid. Ese resultado, si nadie lo remedia, puede suponer la pérdida de una Liga que se ha ido casi tan deprisa como el agua que baja de la cisterna. En pocas semanas han volado mucho puntos. A pelo, sin paliativos y sin excusas. El guardameta azulgrana inauguró sus selfies audiovisuales entre baldosines blancos y un desagradable ruido ambiental. En soledad. Lo que unió la zona mixta lo ha separado un WC. Entre los gabinetes de prensa, los departamentos de comunicación, los asesores de la cosa, los community managers y los jugadores con los dedos pegados a las redes sociales, los periodistas vamos camino de la extinción. Me disculparán el momento umbilical pero Valdés inauguró un nuevo espacio entre el 3D y el 4G, una nueva dimensión que empieza en un excusado y sólo Dios sabe dónde acabará. Las reflexiones del portero llegaron tras las del Tata Martino -que aseguró que no faltó intensidad-; las de Pedro -que le contradijo- y las de Xavi, que dio protagonismo al césped como elemento distorsionador. No se pactó mensaje consensuado. Ahí no hubo akelarre comunicativo. En la intimidad del inodoro, Víctor Valdés reconoció que no se iba satisfecho. Pues ya se sabe lo que hay que hacer en estos casos: apretar más.