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Misterio en los aires

Resulta raro que, sobre un asunto que tantos comentarios suscita, la información sea tan escasa. No parece creíble que pueda desaparecer sin rastro un avión de esa envergadura. No hay precedentes.

Opinión
  • Sociólogo español, colaborador habitual de medios de comunicación. Es catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense. Realizó estudios de postgrado en la Universidad de Columbia y ha sido profesor visitante en las de Yale y Florida y en El Colegio de México.

Resulta raro que, sobre un asunto que tantos comentarios suscita, la información sea tan escasa. No parece creíble que pueda desaparecer sin rastro un avión de esa envergadura. No hay precedentes.

La realidad imita la ficción. Es un lugar común decirlo, pero a veces se cumple. Parece una de esas películas sobre el “triángulo de las Bermudas”. Un avión con más de 200 pasajeros desaparece misteriosamente en los aires sin dejar rastro. Encima, para excitar la imaginación de las películas sobre el suceso, dos pasajeros (iraníes) iban con pasaporte falso. ¿Cómo no los detectaron antes?

Resulta raro que, sobre un asunto que tantos comentarios suscita, la información sea tan escasa. No parece creíble que pueda desaparecer sin rastro un avión de esa envergadura. No hay precedentes. Los de las Torres Gemelas de Nueva Yok estuvieron «missing» solo unos trágicos minutos. Aterra pensar que pueda generalizarse esa forma de piratería aérea. ¿Cómo es posible que no haya un sistema automático para trazar el rumbo de un avión secuestrado? ¿De qué nos sirve el aviso de “apaguen los móviles”?

Este percance, como otros muchos, se entendería mejor si partiéramos de un supuesto que se oculta. Estamos en medio de la III Guerra Mundial, donde el arma suprema es la información. El avión de marras terminará por localizarse en algún descampado asiático, pero es un aviso de lo vulnerables que son los sistemas de seguridad de nuestro mundo. El mejor supuesto es que este caso haya sido solo un secuestro frustrado. El peor no lo quiero imaginar. En uno y otro decorado, se trata de un incidente de la mayor gravedad. Lo que nos faltaba para que se hicieran aún más odiosos los controles para los pasajeros y (¡ojo!) los tripulantes de los aviones. Los trayectos aéreos han llegado a ser hoy expeditivos y baratos, pero los trámites burocráticos son muy molestos. Lo serán más todavía. Tendremos que pasar escrutinios más severos.