Robo periodismo
Lo del robo periodismo no consiste en que un redactor le birle una noticia a otro, cosa harto común por otro lado. Es peor. Se trata de que un robot reemplace la labor de un humano.
Lo del robo periodismo no consiste en que un redactor le birle una noticia a otro, cosa harto común por otro lado. Es peor. Se trata de que un robot reemplace la labor de un humano.
Lo del robo periodismo no consiste en que un redactor le birle una noticia a otro, cosa harto común por otro lado. Es peor. Se trata de que un robot reemplace la labor de un humano, si es que así puede llamarse a quien ejerce el oficio de periodista. Con tal artimaña, LA Times se ha convertido en el primer periódico en difundir la información de un temblor de tierra ocurrido esta semana en California, como si un terremoto en Los Ángeles fuese un hecho noticioso. El objetivo de contar con un intruso tecnológico en una redacción es lograr la primicia. Simplemente. No importa ser el más veraz, ni el mas objetivo, ni siquiera el mejor informado. Sólo cuenta ser primero. La inusitada velocidad de la actualidad quedó patente el día en que a cierto grupo de comunicación se le denominó PRISA. Ahí se establecieron los nuevos cánones. Una noticia sólo cobra sentido si es inmediatamente sustituida por otra, y por otra, y por otra.
Se devora información a mucha mas velocidad de la que se es capaz de crear, y de creer. El periodista que buceaba en busca de fuentes de información fiables es una arcaica pieza de museo. Prima la inmediatez. Dar un titular, pero darlo antes, para alimentar tertulias en las que se despedace la noticia sin tiempo para el más mínimo ejercicio de documentación. Vivimos la era de la opinión gratuita mejor pagada. Cunde el periodismo convertido en mando a distancia que no guarda distancia del mando. Se reproducen los plumillas de argumentario e ideología oficial.
Así, lo malo no es que exista el robot periodista, sino que se imponga el periodista robot. Por eso, cuesta discernir si lo del robo periodismo deriva de robot o de robo. Al autómata lo programan con ciencia. Al otro le programan la conciencia.