No sea Vd. extremista: no piense, coja la media
El auge de la extrema derecha en Europa vuelve a ponerse de manifiesto esta semana con las encuestas, que ‘castigan’ a Hollande y ‘disparan’ a Le Pen.
El auge de la extrema derecha en Europa vuelve a ponerse de manifiesto esta semana con las encuestas, que ‘castigan’ a Hollande y ‘disparan’ a Le Pen.
El auge de la extrema derecha en Europa vuelve a ponerse de manifiesto esta semana con las encuestas, que ‘castigan’ a Hollande y ‘disparan’ a Le Pen. Es la terminología de los titulares: ‘castigan’, ‘disparan’… Poder de las encuestas. La encuesta se ha convertido en una fuente de conocimiento del viejo ‘hombre moderno’. Del ‘in medio virtus’ las encuestas incitan al criterio de ‘in numero veritas’: lo bueno y verdadero no es más que un promedio. Las encuestas crean opinión, que vuelven a recoger en nuevas encuestas para que los ciudadanos acomoden su verdad a la media.
Ya decían los griegos que ‘la opinión’ es el grado más esquelético del conocimiento, opuesto a la certeza del juicio. Hoy, la opinión es lo que afirma la posición ante lo desconocido. Pregunte Vd. a los más ‘enterados’ alrededor y verá que hay opiniones para todo; política energética, Europa (buena, mala, conveniente, lastre) o Ucrania. Pregunte a continuación que es un megawatio, el contenido del convenio de Maastricht o hacia dónde queda Ucrania en un mapa, y si tiene o no costa. Es igual. Los opinadores quizá no tengan recursos para tener un ‘personal shopper’ (chico de los recados en la urbe metrosexual, para entendernos), pero sí para tener un opinador personal, que pueden seleccionar en una densa parrilla televisiva.
La media. La fuente de conocimiento más consultada hoy es la Wikipedia, que construye la verdad como un compromiso entre los visitantes, una media aritmética diseñada por un programador.
Quizá por eso hoy, para quien quiera conocer, los titulares de periódico aportan tan poco… Y a la vez denotan tanto. La derecha… La derecha es un término déspota, salido del despotismo ilustrado de la Revolución francesa, que etiqueta subconscientes de ‘conservador’, los ‘reacios al progreso’ y al reparto. La izquierda lleva a revolucionarios, progresistas, dispuestos a repartir lo ajeno. Lo difícil viene con la definición de ‘progreso’; para unos un dato del PIB y coche nuevo, para otros ‘todos igual, con coche viejo’ o finalmente, una definición más ‘creativa’ del modelo de familia en la ley que pueda incluir mamíferos o ‘mamíferas’ suficientemente evolucionados.
Pero en algo nos hemos convertido en extremistas; en compartir la intolerancia por los extremos. Cualquier propuesta que no esté en la media, es universalmente tachada de extremista. Y la definición más universalmente (por ejemplo la Wikipedia) aceptada para ‘extrema derecha’ habla de ‘exaltación extrema de la identidad nacional’ ‘exclusión’ y ‘xenofobia’. No tengo ningún reparo en aplicarlo a Le Pen. Lo que me sorprende es por qué esta etiqueta de ‘extrema derecha’ no se aplica en la prensa con el mismo criterio por ejemplo en Cataluña. Será el dinero, que todo lo puede, incluyendo la prensa.