Terror Le Pen

A Europa le crecen día a día los enanos con la fuerte presencia de partidos euroescépticos, reacios a la moneda única y deseosos de volver a las fronteras. El populismo de Marine es de sobra conocido.

Aunque algunos llamen al Frente Nacional, el partido de los obreros y, a su líder, Jean-Marine Le Pen, la Evita Francesa, que nadie se confunda: la ultraderecha, a no ser que el próximo domingo se produzca un milagro en la segunda vuelta de las municipales, gana poder y hasta puede que más de 15 alcaldías. A Europa le crecen día a día los enanos con la fuerte presencia de partidos euroescépticos, reacios a la moneda única y deseosos de volver a las fronteras. El populismo de Marine es de sobra conocido. Declaraciones como que el trabajo en Francia primero para los franceses y, luego para el resto, ha calado en la ciudadanía hasta situarse en la tercera fuerza política del país y, de paso, darle un nuevo bofetón político a Francois Hollande, que ya colea como el presidente menos valorado de la V República.

Me aterra su política excluyente que en aras de luchar contra la mundialización, se permite jugar a los malabares con el miedo de una población sumida en una crisis y aplicar el arte de la prestidigitación para esconder la xenofobia del partido que preside. Me disgusta terriblemente ese 40% de abstención en un país que siempre ha gozado de ser un valuarte de madurez democrática. Ese espaldarazo no es a lo dirigentes políticos ni a la política. Es un cañonazo al sistema, al poder del voto.

¿Terminará la abstención superando el numero de votantes? Si los padres de la Revolución, si Montesquieu o Rousseau levantaran la cabeza, se rebelarían contra todos aquellos que, pervirtiendo la esencia del Estado de Naturaleza, claman justicia en nombre del patriotismo devoto y construyen mejoras para unos a base de recortes para otros. Los pasos siempre hacia delante porque hacia atrás. Cabe recordar que en Francia ya hubo una época conocida como El Terror.