Niños low cost
He tardado 33 años en pisar París pero ha merecido la pena la espera. Ni una decepción he tenido en la ciudad de la luz , salvo por la lluvia que se ha empeñado en privarme del sol. Por lo demás , la ciudad del Sena ha cumplido todas mis expectativas.
He tardado 33 años en pisar París pero ha merecido la pena la espera. Ni una decepción he tenido en la ciudad de la luz , salvo por la lluvia que se ha empeñado en privarme del sol. Por lo demás , la ciudad del Sena ha cumplido todas mis expectativas.
He tardado 33 años en pisar París pero ha merecido la pena la espera. Ni una decepción he tenido en la ciudad de la luz , salvo por la lluvia que se ha empeñado en privarme del sol.
Por lo demás , la ciudad del Sena ha cumplido todas mis expectativas: he comido el mejor croissant de mi vida, la crêpe más deliciosa, la fondue más exquisita, por no hablar de los cafés a siete euros, un capricho que merece la pena permitirse una vez en la vida. Pero solo una.
Andaban los parisinos algo más cabizbajos de lo que suele ser habitual y según me relató un amable camarero, la culpa la tiene un español. En concreto su primer ministro. Hablar de austeridad en una ciudad como París, no pega nada, pero en esto de los recortes no hay excepciones que valgan.
Creo que los ajustes han empezado por la cigüeña. No he visto ni una y eso que mis amigos me habían «amenazado» convenientemente.
Comprendí lo que ocurría en el viaje de vuelta. Los niños ya no vienen de París, vienen de Eurodisney, y ya no los trae la cigüeña, viajan en vuelos de bajo coste.
A mi lado, en el avión, venían dos. Una disfrazada de Blancanieves y otra de la Bella Durmiente. La menor traía un disgusto considerable porque en el aeropuerto le habían requisado una pistola de Buzz Lightyear con rayo láser y no sé cuantas funciones más.
La debieron confundir con una peligrosa terrorista porque según contaba su padre además de quedarse con la pistola, habían sometido a la pequeña a un registro minucioso.
A la Policía solo se le olvidó un pequeño detalle: requisar un globo de Mickey Mouse que explotó en pleno vuelo con el considerable susto para el pasaje.
En fin, que nada es lo que era, pero incluso sin cigüeñas , siempre nos quedará París .