Rastreator

Puestos a rastrear «cajas B», muchos opinan que quizás debería empezar por las cuentas de los partidos políticos, o tal vez por las de las grandes empresas. Y no lo digo yo. Lo dice la gente en los bares que es, al fin y al cabo, la que cuenta.

Dicen que Hacienda ha empezado a rastrear los ordenadores en busca de «cajas B». Espero que no sea cierta la información que publicaba esta semana «El Confidencial Digital» porque es lo que nos faltaba para encumbrar definitivamente a Montoro al Olimpo de ministros que piden a gritos una crisis de Gobierno.

Bastante cabreado anda el personal autónomo y emprendedor como para que de manera preventiva, este nuevo Rastreator, se dedique supuestamente a olisquear sus cuentas. La mayoría de ellas, por cierto, en números rojos por falta de financiación o por impagos de la propia Administración.

Puestos a rastrear «cajas B», muchos opinan que quizás debería empezar por las cuentas de los partidos políticos, o tal vez por las de las grandes empresas. Y no lo digo yo. Lo dice la gente en los bares que es, al fin y al cabo, la que cuenta.

Tal vez se ha acostumbrando esta Hacienda, que cada vez es más suya y menos de todos, a apuntar a la cabeza del pequeño. Y eso que, a simple vista, parece más sencillo dar en la diana cuando el objetivo es de mayor tamaño. Eso sí, siempre y cuando el cazador, siguiendo con la metáfora cinegética, esté dispuesto a utilizar la mirilla reglamentaria y no los cepos, que además de ilegales, hacen daño a veces a víctimas inocentes.

En definitiva, que bienvenida sea la lucha contra el fraude. Es justa y más necesaria que nunca, pero si es para todos, casi que mejor.