Cumbres borrascosas
Estar arriba y caer duele mucho más que si estás abajo. Y cuando has reinado en la cumbre como nadie, cuando adivinabas las borrascas y llega la tempestad que te puede, arrastras contigo a todos y a todo. Ese Barça de los 6 títulos se ha ido diluyendo como un azucarillo.
Estar arriba y caer duele mucho más que si estás abajo. Y cuando has reinado en la cumbre como nadie, cuando adivinabas las borrascas y llega la tempestad que te puede, arrastras contigo a todos y a todo. Ese Barça de los 6 títulos se ha ido diluyendo como un azucarillo.
Estar arriba y caer duele mucho más que si estás abajo. Y cuando has reinado en la cumbre como nadie, cuando adivinabas las borrascas y llega la tempestad que te puede, arrastras contigo a todos y a todo. Ese Barça de los 6 títulos se ha ido diluyendo como un azucarillo. Sigue contando con elementos en su plantilla que permanecen en el podio pero el grupo se ha bajado del cajón de los vencedores.
Es momento de autocrítica, de firmeza en las decisiones, de entonar el mea culpa a quien corresponda (que son unos cuantos, dicho sea de paso) y de aguantar el chaparrón. En el barcelonismo se ha instalado la decepción. En la plantilla, el desgaste físico y emocional. En el entrenador, la despedida que lleva anunciando desde hace meses y que le ha impedido liderar, sumiéndose en el hartazgo y en el desacuerdo constante. En la Junta, el desconcierto y el desconocimiento real de lo que dirigen.
El Barça sigue teniendo crédito y mucho. Ahí están los artífices y los hacedores de aquel equipo de ensueño, columna vertebral de una selección campeona del mundo y de Europa. Unos, como Valdés y Puyol, se irán por voluntad propia. Pero a otros habrá que venderlos o darles un rol más secundario para volver a crecer y a reinventarse. Algo hay que no habrá que comprar, ni copiar ni importar. Algo muy grande que envidian muchos: el estilo. Sigue ahí, en la cumbre del fútbol mundial, trabajado desde la base desde hace muchos años.
Ahora toca cerrar con criterio, mesura económica y dos dedos de frente esta etapa; asumir la realidad, reescribir algunos capítulos de esta libreta que ya muchos equipos se conocen de memoria y tener claro que siguen en la cumbre pero que ya no están ni solos ni tan bien acompañados.