THE OBJECTIVE
Javier Capitan

Pingüinos y pajarracos

Los pingüinos tienen gripe aviar y ese hecho se ha convertido en noticia. Pues qué queréis que os diga, a mi me parece algo normal. Los pingüinos son aves y lo lógico es que su gripe sea la aviar. Por otra parte, ya nos decían nuestras abuelas aquello de “hijo, ten cuidado con las corrientes”.

Opinión
Comentarios
Pingüinos y pajarracos

Los pingüinos tienen gripe aviar y ese hecho se ha convertido en noticia. Pues qué queréis que os diga, a mi me parece algo normal. Los pingüinos son aves y lo lógico es que su gripe sea la aviar. Por otra parte, ya nos decían nuestras abuelas aquello de “hijo, ten cuidado con las corrientes”.

Los pingüinos tienen gripe aviar y ese hecho se ha convertido en noticia. Pues qué queréis que os diga, a mi me parece algo normal. Los pingüinos son aves y lo lógico es que su gripe sea la aviar. Por otra parte, ya nos decían nuestras abuelas aquello de “hijo, ten cuidado con las corrientes”. Los simpáticos pingüinos han elegido mal sitio para ponerse a resguardo de las mismas, porque la Antártida parece ser un continuo túnel del viento helado. Aunque el pie de foto dice que este virus no provoca enfermedad “pingüinil”, lo cierto es que yo creo que el del centro de la foto anda un poco achacoso, que yo distingo un griposo a lo lejos aunque sea antártico.

Mientras estas aves soportan su virus, nuestro Ave, ese tren que casi nos transporta en el tiempo, también parece haberse infectado por un virus de pajarracos: el de la corrupción. Este virus provoca temblores en las cuentas públicas a la par que febriles subidas de presupuestos. Asimismo, a medida que se reconocen sus síntomas, provoca dolor generalizado en el cuerpo social. Los últimos datos publicados demuestran un alto grado de contagio así como una alta dispersión geográfica, habiendo sido diagnosticados casos en el norte, sur, este y oeste de nuestra geografía. Este tipo de gripe es también conocido como “influencia” (ojo, no confundir con influenza que generan otros virus). Se le llama “influencia” debido a que, cuanto mayor es la del sujeto, mayor es su probabilidad de contagio. Médicamente hablando, se dice que, cuando un cargo adquiere la enfermedad, está “pringao”. Las vacunas aplicadas hasta la fecha se han mostrado ineficaces en la erradicación de la enfermedad, de tal forma que las autoridades dejan pasar el tiempo y así prescribe el asunto.

¿Y si mandamos a la Antártida a nuestros pajarracos? Bueno, no, pobres pingüinos. ¿Qué han hecho ellos para merecer eso?

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D