Apagando fuegos
Ya era hora de que el gobierno tome medidas contra esos sinvergüenzas que hacen de España un lugar peor. No, no me refiero a los estafadores, ni a los corruptos, me refiero a los twitteros.
Ya era hora de que el gobierno tome medidas contra esos sinvergüenzas que hacen de España un lugar peor. No, no me refiero a los estafadores, ni a los corruptos, me refiero a los twitteros.
Ya era hora de que el gobierno tome medidas contra esos sinvergüenzas que hacen de España un lugar peor. No, no me refiero a los estafadores, ni a los corruptos, me refiero a los twitteros.
El gobierno quiere perseguir a toda esa gente que descarga su frustración o su odio en las redes sociales. Y no es que me parezca bien desearle a alguien la muerte o insultarle, es sólo que, ya que se ponen, lo extrapolen a sitios donde ocurre lo mismo, como el Congreso o las tertulias que protagonizan Hermann Tertsch o Paco Marhuenda.
El PP no quiere acabar con las amenazas de muerte y los insultos en general, sino con los que atentan contra la derecha y sus valores en particular. En Twitter sólo podremos desearle la muerte a las abortistas, a los rojos y a los independentistas catalanes, que eso da puntos en el manual pepero. Incluso, el día que Esperanza Aguirre vuelva y se adueñe del PP, podremos atentar contra Gallardón; hasta entonces, guardaos el chiste de que no quiere abortos porque él es uno viviente.
Lo peor de esto es que, en el saco de amenazas e insultos, el gobierno quiere meter los chistes. Soy cómica de profesión y hay algo que siempre me ha molestado muchísimo, ¿por qué se estigmatiza el humor? ¿Por qué no se trata como la ficción que es? Si el director de «El príncipe de las mareas» rodó una escena en la que se ve cómo violan a un niño y nadie lo llama pederasta, ¿por qué un chiste sobre curas y monaguillos enciende a las masas? ¿Tan estúpidos somos que no sabemos ver que el humor es ficción?
Cuando alguien toma en serio un chiste y opina que el que ha escrito esa broma es porque piensa así, lo único que demuestra es su estupidez. Pero estamos en España y el PP ganó por mayoría. Tal vez, sí que seamos estúpidos.