La administración derrota a Vulcano
El fenómeno de la isla de Nishinoshima no hubiera sido posible en España. Que una isla pase de tener 290 m2 a 1.400 m2 simplemente porque al señor Vulcano le dé la gana es algo que sólo puede suceder por la inexistencia de una eficaz tutela administrativa.
El fenómeno de la isla de Nishinoshima no hubiera sido posible en España. Que una isla pase de tener 290 m2 a 1.400 m2 simplemente porque al señor Vulcano le dé la gana es algo que sólo puede suceder por la inexistencia de una eficaz tutela administrativa.
El fenómeno de la isla de Nishinoshima no hubiera sido posible en España. Que una isla pase de tener 290 m2 a 1.400 m2 simplemente porque al señor Vulcano le dé la gana es algo que sólo puede suceder por la inexistencia de una eficaz tutela administrativa.
En España, lo primero que hubiera pasado es que el vecino de la isla de enfrente habría procedido a poner una denuncia, ya que la ampliación probablemente modificara la forma en que podía disfrutar de las puestas de sol. Inmediatamente, un policía municipal acudiría solícito a comprobar si Vulcano disponía de todos los permisos del ayuntamiento para la obra. Es muy probable que Vulcano hubiera remitido los papeles con siglos de antelación, pero que, por un traspapélame común, la solicitud hubiera sido víctima de un silencio administrativo que, en ese caso, no tengo claro a quién daría la razón. Vulcano debería hacer frente a una sanción, pero, al enterarse el concejal de urbanismo, pondría el grito en el cielo: que ahora no se construye, vale, pero cuando todo vuelva a la normalidad (¡oh ilusos quienes piensan que volverá esa normalidad!) menudo chollo tendremos con tanto suelo para recalificar. No sólo eso, sino que menudo catastrazo podríamos perpetrar con el IBI.
De no producirse sanción municipal, lógicamente los grupos de la oposición extenderían un manto de sospecha de corrupción, ya que, con el tal Vulcano de por medio, el asunto necesariamente tendría que oler a chamusquina. Nadie del partido gobernante pondría la mano en ese fuego por nadie, que con asuntos menos volcánicos se han “aparrillado” muchas falanges. Como era de esperar, este pequeño asunto municipal acabaría siendo materia de atención para otras administraciones. La autonómica reclamaría su competencia sobre el asunto, ya que, al exceder los 290 m2 del término municipal, la ampliación invadiría claramente su ámbito competencial. En ese momento, la administración central diría que, por tratarse de una ocupación de extensión marina, se trataría claramente de una cuestión de costas o de aguas territoriales y, por tanto, responsabilidad del ministerio competente.
Vulcano, estoy seguro, intentó aparecer por nuestro país, pero, ante tanta traba administrativa, decidió irse con sus malos humos a otra parte. Los políticos no lo entienden: con el montón de ayudas que tenemos para emprendedores…
PD: Todo lo anterior no son más que meras especulaciones.