Estigmatizar el humor

Creo que no hay mayor imbécil que el que no sabe distinguir ficción de realidad. Nos pasa continuamente: Rajoy pensando que es un buen gestor, Mariló Montero pensando que está en tele al margen de los tíos con los que se ha acostado y, sobretodo, los indignados con el humor.

Creo que no hay mayor imbécil que el que no sabe distinguir ficción de realidad. Nos pasa continuamente: Rajoy pensando que es un buen gestor, Mariló Montero pensando que está en tele al margen de los tíos con los que se ha acostado y, sobre todo, los indignados con el humor. Esa gente que se echa las manos a la cabeza por un chiste, como si escribirlo o contarlo signifique que se está de acuerdo con lo dicho.

Al humor le echamos la culpa de todo: del racismo, de los tiros a políticos, de las bombas de ETA. Parece que la ficción, si es en tono cómico, tiene el poder de cambiar la historia. Si eso fuese así, yo no pararía de hacer chistes de helicópteros que caen en plazas de toros y arden instantáneamente… O de Xabi Alonso llamando a mi puerta.

Hay que ser muy idiota para pensar que una persona que escribe ficción está de acuerdo con lo que escribe o puede influenciar a la masa. ¡Indignados, arrestemos a Stephen King por todos los asesinatos de este mundo! El problema está en que el humor lo tomamos como realidad y no como ficción. No hace más daño al recuerdo el chiste «cariño, pégame ahora que, si no, cuando llegues borracho me despiertas» que una película como «Te doy mis ojos». Y no creo que Tosar, fuera de su papel, sea un maltratador, pero al cómico lo vilipendian por ese chiste y a Tosar lo ensalzan. Llorar está bien y reír está mal. ¿De verdad hace más daño un chiste de Marta del Castillo que todos los programas de TV hablando en tono muy serio sobre qué le han hecho, cómo y entre cuantos?

Como cómica, no pienso dejar de hacer un chiste sobre cualquier tema, ni pedir perdón por ello. El humor es ficción, y si eres tan imbécil como para no diferenciarlo, no es mi problema. Te podrá gustar más o menos, pero no censurarlo ni comportarte como si fuese un manifiesto. Cada vez que un cómico se disculpa por un chiste, da un paso atrás en nuestra profesión quitándole valor al humor como ficción literaria. Y si vamos a permitir que la ficción se censure, aunque sea en el humor, abrimos la puerta para que se extienda llegando a censurar en el trabajo a la gente por su ideología, como ha pasado con el actor de coca cola. Y, si alguno está de acuerdo con esta censura, que se lleve cuidado. Los límites no están fijos y un día puede tocarles a ellos.

Pd: para todos aquellos que ahora dicen en Twitter que soy racista quiero decirles que llevan razón, soy racista: prefiero follarme a un negro.