Beben y beben, y vuelven a beber
En España le llamamos resaca, en México cruda, en Venezuela ratón, en Nicaragua goma, en Colombia guayabo, en Ecuador chuchaqui y en Estados Unidos hangover. En la primera potencia del mundo hasta le dedican películas de éxito con secuelas insufribles.
En España le llamamos resaca, en México cruda, en Venezuela ratón, en Nicaragua goma, en Colombia guayabo, en Ecuador chuchaqui y en Estados Unidos hangover. En la primera potencia del mundo hasta le dedican películas de éxito con secuelas insufribles.
En España le llamamos resaca, en México cruda, en Venezuela ratón, en Nicaragua goma, en Colombia guayabo, en Ecuador chuchaqui y en Estados Unidos “hangover”. En la primera potencia del mundo hasta le dedican películas de éxito con secuelas insufribles.
Son los momentos de desdicha tras la felicidad suprema –nada que ver con el ministerio chavista-, de esas noches de vino y rosas que disfrutamos en compañía de los amigotes en las que corre el alcohol con la naturalidad y confianza que nunca debimos otorgarle. A grandes males, grandes remedios. Un estudio del Instituto Morrison de Nueva York se ha puesto a investigar –espero que por necesidad ajena y no propia- los trucos más eficientes para doblegar a la pertinaz resaca, la enfermedad de los mil nombres. Una cervecita después de las copas, una buena dosis de vitamina B, una copa de vino… son las recomendaciones de los investigadores. Algunas de ellas ya las habíamos escuchado y nunca les habíamos dado mucho crédito. O sí, en el caso de los que aspiramos a ser como los peces en el río que beben y beben y vuelven a beber.
Hay otros clásicos preventivos –más propios de la leyenda urbana- como el de “no mezclar” o tomar una cucharada de aceite que haga una película en el estómago, como decía un compañero de universidad que no se si continúa vivo. En estos tiempos de prohibiciones y vida sana por decreto quería utilizar este post para reivindicar el placer de tomarse una cerveza fría de barril, una copa de buen vino tinto un ron guatemalteco con cáscara de limón. Espero que ningún gobierno o movimiento social de buen rollo nos robe ese derecho. Por mi parte, prometo no excederme y no ser parte del estudio que estos investigadores ociosos han desarrollado. En mi resaca, cruda, goma, guayabo, chuchaqui, hangover… mando yo.