La cima
¿Qué puede llevar a alguien a practicar deportes en los que se pone en riesgo su vida? Quizá sea el deseo de alcanzar la cima, real o metafóricamente hablando. Seis montañeros han sido dados por muertos en el monte Rainier, en Washington.
¿Qué puede llevar a alguien a practicar deportes en los que se pone en riesgo su vida? Quizá sea el deseo de alcanzar la cima, real o metafóricamente hablando. Seis montañeros han sido dados por muertos en el monte Rainier, en Washington.
¿Qué puede llevar a alguien a practicar deportes en los que se pone en riesgo su vida? Quizá sea el deseo de alcanzar la cima, real o metafóricamente hablando. Seis montañeros han sido dados por muertos en el monte Rainier, en Washington. Después de tres días de intensa búsqueda, las autoridades descartan que haya posibilidad de supervivencia, aunque no han encontrado ningún cuerpo. Lo que sí que ha aparecido son sus equipos, a más de 900 metros de su última posición conocida. Días antes, en una llamada cotidiana, contaron que se encontraban perfectamente pero que el tiempo estaba comenzando a empeorar. ¿Por qué no desistieron? ¿Por qué no dieron marcha atrás y se quedaron con la bonita experiencia de esos días vividos?
La montaña es impredecible, incluso para los más expertos (en la expedición se encontraban dos guías), por eso se recomienda, ante el menor atisbo de problemas dar marcha atrás y esperar. Y se avecinaba una tormenta de lluvia, granizo y nieve en las cotas más altas. Parece ser que los montañeros pudieron ser sepultados por un alud. Cualquiera que no sea deportista o aventurero pensará: “yo me hubiera dado la vuelta enseguida”; sólo las personas que amamos el deporte entendemos ese afán de superación, la fuerza que aparece de dónde menos te lo esperas.
La mente es muy poderosa y llega a lugares que el cuerpo sólo alcanza a regañadientes; la satisfacción es infinita, igual que el deseo de seguir y conseguir un puntito más. Después del primer kilómetro corriendo llegan cinco más, y diez, y una maratón entera. Está en la naturaleza humana. Por eso tal vez, los seis montañeros pensaron que sólo quedaba un poquito más, que la cima estaba cerca… y la montaña se los llevó. Al menos sabemos que estaban haciendo algo que les apasionaba. Y que les hacía felices, aunque se dejaran la vida en ello.