Demasiado poco, demasiado tarde
Se han publicado cientos de estudios, se han gastado millones de euros en cumbres climáticas, se han realizado protestas y manifestaciones; los que contaminan siguen contaminando.
Se han publicado cientos de estudios, se han gastado millones de euros en cumbres climáticas, se han realizado protestas y manifestaciones; los que contaminan siguen contaminando.
Los interesados, los negacionistas y los agoreros no dejan de decirnos que el calentamiento es un engañabobos, una mentira urdida por miles de científicos de todo el mundo que tienen la oscura y deleznable intención de que dejemos de contaminar. Pero que el cambio climático haya dejado de interesarnos por el exceso de alarmismo de algunos políticos y científicos, o porque creemos tener otras cosas más urgentes de las que preocuparnos, no significa que no sea real.
La excesiva emisión de gases de efecto invernadero puede llevar al planeta a elevar su temperatura global 5º este siglo, y el culpable está claro: el consumo energético es el responsable de cerca del 85% de todas las emisiones de estos gases, especialmente dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Mientras, los sumideros naturales de los gases de efecto invernadero (como los bosques y océanos), están ‘saturados’, y su capacidad de regenerarse avanza más lentamente que nuestra capacidad para contaminar.
La reacción de los poderes públicos ante esta alarmante situación es la de no reaccionar. Se han publicado cientos de estudios, se han gastado millones de euros en cumbres climáticas, se han realizado protestas y manifestaciones; los que contaminan siguen contaminando. Por eso, permitánme que acoja con total escepticismo y bastante interés el anuncio que realizó ayer Estados Unidos por el que se asegura que se va a reducir un 30% las emisiones realizadas por las empresas durante los próximos 25 años. Incluso aunque sea verdad, es demasiado poco. Y es demasiado tarde.