Una noticia no mala
Demasiadas malas noticias. En Irak, asesinatos. En Kenya, matanzas. En Sri Lanka. crímenes. En Ucrania, guerra y corte de gas. En Pakistán, en muchas partes, demasiadas, desprecio de la vida humana. Causas, las de siempre. Las persecuciones religiosas continúan, los egoísmos arrasan.
Demasiadas malas noticias. En Irak, asesinatos. En Kenya, matanzas. En Sri Lanka. crímenes. En Ucrania, guerra y corte de gas. En Pakistán, en muchas partes, demasiadas, desprecio de la vida humana. Causas, las de siempre. Las persecuciones religiosas continúan, los egoísmos arrasan.
Demasiadas malas noticias. En Irak, asesinatos. En Kenya, matanzas. En Sri Lanka. crímenes. En Ucrania, guerra y corte de gas. En Pakistán, en muchas partes, demasiadas, desprecio de la vida humana. Causas, las de siempre. Las persecuciones religiosas continúan, los egoísmos arrasan.
En este ambiente enrarecido, asqueroso, una buena noticia. Quieren salvar una casa. Es bastante fea, pero allí vivió Ringo Starr, el batería de los Beatles. Un soplo de aire fresco ver que hay gente que se moviliza por un edificio, cuando otros miles gozan destruyendo casas y rompiendo todo lo que puede hacer la vida feliz.
Quizá, más que «feliz» debería haber puesto «normal», porque en la normalidad está la felicidad. En levantarse y desayunar con tu familia, ir a trabajar, volver, cenar, ver la tele, dormir. Y me da pena que, a fuerza de tiros, de matar gente, de hacer daño, lleguemos a considerar la normalidad como algo inalcanzable, porque hay mucha gentuza que quiere extender la anormalidad.
Hace falta, urgentemente, una revolución de la gente normal, con problemas normales y ganas normales de resolverlos por medios normales.
Me encantaría que se salvase la casa de Ringo. Y que, cuando la hayan salvado, pongan un cartel: «Primer objetivo conseguido en la campaña hacia la normalidad».
