El califato del horror
Viendo el horror con que se produce el nacimiento de ese monstruoso califato del terror, sería muy recomendable para los europeos armarse, primero de convicciones, pero también de instrumentos eficaces de defensa.
Viendo el horror con que se produce el nacimiento de ese monstruoso califato del terror, sería muy recomendable para los europeos armarse, primero de convicciones, pero también de instrumentos eficaces de defensa.
Han organizado en los pasados días unas grandes matanzas propias de los nazis y comunistas en sus momentos de mayor brutalidad criminal. Pero ellos no las ocultan. No matan de noche y a escondidas. No lo hacen en lugares remotos con cuidado de evitar testigos. Al contrario. Graban y fotografían meticulosamente los transportes de prisioneros, la humillación y los golpes y las caras de espanto de los condenados a morir y los momentos previos a la ejecución cuando obligan a tumbarse a los jóvenes cautivos unos junto a otros. Y documentan en vídeos de cuidada producción cómo sus soldados disparan sobre los prisioneros indefensos tumbados en zanjas.
Las escenas de la ejecución de jóvenes prisioneros tras la toma de Mosul por las tropas yihadistas del Estado Islámico del Irak y el Levante (EIIL o ISIS) evocan a los nazis en Kiev o a los soviéticos en Katyn. Pero son terroríficamente actuales y se producen con métodos que también lo son. Cuando 800 soldados yihadistas pusieron en fuga a 30.000 soldados iraquíes y capturaron con Mosul los cuarteles del Tercer Ejército de Irak, lograban una espectacular victoria militar, con la captura de infinita de armas, instrumental, vehículos, tecnología y dinero, pero ante todo una colosal victoria propagandística.
El terror es su mayor mensaje. El anuncio de su voluntad de extirpar de raíz toda presencia de otras religiones monoteistas en las zonas que conquisten y controlen revela que, lejos de sugerir pactos con fuerzas diversas para hacer más fácil su dominio de regiones que acaban de conquistar y les resultan nuevas, quieren que el miedo los preceda. Matan sin freno, sin escrúpulo y sin causa aparente.
Todos los que no combaten a su lado son en principio sospechosos y por tanto candidatos a ser ejecutados. Pero ante todo cristianos, judíos y chiítas más o menos significados no tienen posibilidad real de salir con vida de las manos de algunos de sus grupos justicieros que promueven la limpieza religiosa por las tierras conquistadas. Y avisan muy claramente. Ellos sí saben lo que quieren y consideran que su guerra santa que se desarrolla de momento en Siria e Irak ha de continuar hacia tierras palestinas y a la gran Mezquita de Jerusalén. Y después sí, después quieren venir a liberar viejas tierras islámicas en Europa y pasar por Sicilia, entrar en Roma y reconquistar la vieja tierra de Al Andalus.
Viendo el horror con que se produce el nacimiento de ese monstruoso califato del terror, sería muy recomendable para los europeos armarse, primero de convicciones, pero también de instrumentos eficaces de defensa. Para evitar que estemos algún día nosotros en esas zanjas esperando las balas entre gritos de Ala es grande. Las imágenes de Irak y Siria, el genocidio ahora mismo en marcha, debería ser un claro acicate para no dar nunca por sobreentendidas ni la libertad, ni la seguridad, ni la paz, ni la vida.