La naturaleza es sabia
Todo llega y todo pasa. Como la generación de futbolistas que encumbró a lo alto El Sabio de Hortaleza y que ha finalizado su etapa en Brasil del modo más bochornoso y decepcionante. Pero todo llega y todo pasa.
Todo llega y todo pasa. Como la generación de futbolistas que encumbró a lo alto El Sabio de Hortaleza y que ha finalizado su etapa en Brasil del modo más bochornoso y decepcionante. Pero todo llega y todo pasa.
Resulta que en Estados Unidos los científicos afirman que han encontrado reservas de agua tres veces mayor a los océanos de la Tierra. Este descubrimiento ampara una nueva esperanza para conocer el porvenir del agua disponible en el planeta o estudiar con mayor exactitud cómo se formó la Tierra.
Y resulta también que en el océano Pacífico existe una concentración de plásticos, residuos orgánicos y cualquier tipo de basura que uno se pueda imaginar. La llamada Isla de la Basura (si no sabéis de lo que os hablo id a Google Imágenes) es el reflejo de la ingratitud humana. Comprar, usar y tirar. Usar y tirar. Comprar y usar. Y así hasta que destruyamos el planeta (porque parece ser que da igual que nuestro bolsillo diga ¡basta!).
Pero la naturaleza nos da una nueva oportunidad. Agua, agua, agua y agua. Esas reservas del líquido por excelencia incrustado en las rocas encontradas a 700 kilómetros de profundidad otorgan un inédito halo de luz concediéndonos una enseñanza aplicable a la vida misma: Cuando parece que todo está perdido emerge algo nuevo. Todo llega y todo pasa. Como la generación de futbolistas que encumbró a lo alto El Sabio de Hortaleza y que ha finalizado su etapa en Brasil del modo más bochornoso y decepcionante. Pero todo llega y todo pasa. El problema está cuando no sabemos (o no aceptamos) que se acerca el final. Maracaná ya alertó en la Confederaciones y dictó sentencia en el Mundial.
El relevo generacional forma parte de la naturaleza más primitiva, al igual que la época vital de un equipo de fútbol: todo llega y todo pasa.