La guerra icónica
Tenemos una fijación con Iraq. Hasta lo escribimos con , esa letra invasora. En la antigua Mesopotamia se sitúa uno de los focos de nuestra civilización mal llamada occidental. Allí nació Abraham, el patriarca de las tres religiones del Libro.
Tenemos una fijación con Iraq. Hasta lo escribimos con
Tenemos una fijación con Iraq. Hasta lo escribimos con <k>, esa letra invasora. En la antigua Mesopotamia se sitúa uno de los focos de nuestra civilización mal llamada occidental. Allí nació Abraham, el patriarca de las tres religiones del Libro.
Las guerras iraquíes ?pues ha habido varias en los últimos tiempos? son el exponente de la III Guerra Mundial en curso. Es la guerra del terrorismo. Los terroristas más temidos son los yijadistas, los musulmanes fanáticos que se han tomado en serio el mandato de la “guerra santa” contra los infieles. Como sucede en todas las demás bandas terroristas, su objetivo es llegar al poder. El paso intermedio consiste en ganarse el estatuto de guerrilleros, rebeldes, insurgentes. En ese caso se convierten en un sujeto internacional.
El hecho es que el terrorismo golpea a Iraq, un país asolado por los conflictos armados durante la última generación. Ahora es más bien una guerra civil en la que se enfrentan dos ramas del fanatismo islamista. Algo parecido ocurre en Siria. Con nuestras ideas occidentales esos enfrentamientos los entendemos como guerras de religión. Ese género para nosotros quedó arrumbado en la Historia. Pero en los países musulmanes sigue vivo.
Hasta ahora los terroristas de Iraq se limitaban a los coches bomba. Ahora son rebeldes en toda regla y se han apoderado de la zona septentrional, donde mana el petróleo. Sería interesante saber quién les vende las armas.
Las guerras se hacen ahora para la televisión, para las fotos que circulan por todos los medios. Aquí tenemos un ejemplo de esa “guerra icónica”. No se trata solo de matar sino de que el mundo contemple esa matanza. Digamos que es una crueldad dentro de una barbarie dentro de una atrocidad.