Viva México lindo
Cuando es tu equipo el implicado en el partido y se respiran los últimos alientos del juego, perdiendo por un gol a cero, lo último que piensas es que tu combinado nacional le dará la vuelta a la tortilla. Pero puede suceder.
Cuando es tu equipo el implicado en el partido y se respiran los últimos alientos del juego, perdiendo por un gol a cero, lo último que piensas es que tu combinado nacional le dará la vuelta a la tortilla. Pero puede suceder.
Cuando es tu equipo el implicado en el partido y se respiran los últimos alientos del juego, perdiendo por un gol a cero, lo último que piensas es que tu combinado nacional le dará la vuelta a la tortilla. Pero puede suceder.
Que se lo digan a Holanda, que se veía eliminada en el minuto ochenta y siete y de pronto, gracias un remate de Sneijder tras un corner, todo cambió. Quizá México erró al querer amarrar el resultado toda la segunda parte contando como lo hacía, además, con las prodigiosas paradas del ‘Memo’ Ochoa, que había decidido que si los eliminaban, no sería por él.
Pero Holanda tiene experiencia. Mucha. Y ha sufrido sinsabores en incontables mundiales; ayer no iba a ser el día en que tiraran la toalla, como finalmente se demostró. Robben cayó dentro del área… sí, otra vez, y para mí fue un penalti riguroso, pues Márquez le pisa, pero el holandés ya estaba de camino al suelo. Lo comido por lo servido porque el colegiado Pedro Proença no señaló una pena máxima con el mismo protagonista en la primera parte.
México dejó el Mundial de la manera más cruel, después de un golazo de Gio, y de prácticamente anular a la selección Oranje durante toda la primera parte y cumpliendo, una vez más, con lo que se asemeja a una maldición para la tricolor: en la segunda mitad de las últimas seis apariciones de México en Copas del Mundo, la escuadra azteca sufrió la misma cantidad de goles para ser eliminado en octavos. Contra Holanda es doblemente arriesgado tratar de mantener el marcador, Robben y Sneijder no perdonan.
Ayer sentí a la selección mexicana como si fuera mía: el idioma nos acerca, el carácter también, y para qué negarlo, un pequeño resquemor contra Holanda después de aquel 1-5… ¿os suena?