El sueño
El Caribe que soñamos es el de los arrecifes coralinos pero la mitad, desde 1980, ha desaparecido. Se echa la culpa de esta desaparición de los corales a un exceso de algas por la sobrepesca del pez loro.
El Caribe que soñamos es el de los arrecifes coralinos pero la mitad, desde 1980, ha desaparecido. Se echa la culpa de esta desaparición de los corales a un exceso de algas por la sobrepesca del pez loro.
El Caribe que soñamos es el de los arrecifes coralinos pero la mitad, desde 1980, ha desaparecido. Se echa la culpa de esta desaparición de los corales a un exceso de algas por la sobrepesca del pez loro, que las ramonea como un ciervo ramonea una encina hasta dejarla con forma de miriñaque; y también a la desaparición de los erizos, que son tan constantes paciendo las algas que hasta hacen cuevas en las rocas donde quedan atrapados, royendo con su linterna de Aristóteles, mientras se colocan a modo de sombrilla pedazos de caracolas para que el sol no les abrase bajo el agua.
Puede que esto haya influido, sin duda, pero lo que está terminando, a mi parecer, con los arrecifes coralinos del Caribe, es haber querido hacer realidad un sueño, o haber conseguido que para una parte no pequeña de la población mundial, el sueño del Caribe haya sido posible.
Tanta gente, y tanta junta, a veces en grandes trasatlánticos, eutrofizando el agua, está derivando en un exceso de algas, alimentadas por el exceso de materia orgánica, que está ahogando a los corales.Es curioso, porque el coral es un animal que tiene viviendo algas dentro: las xantelas. Se podría llegar a decir que en un arrecife, el plancton no está fuera sino dentro de los animales, tal es el grado de simbiosis que tiene el coral con las algas que alberga. Pero también es curioso que, cuando pasa un huracán, expulse estas algas, al alterarse; al igual que también se desprende de ellas si alrededor hay demasiadas algas.
Esto provoca que la simbiosis se altere y mueran los corales que no saben vivir sin las algas que expulsaron. El Caribe sin sus arrecifes coralinos, sería un agua sin ninguna gracia.Qué difícil es tener las cosas sin estropearlas. Habría que conformarse con, sencillamente, de lejos, soñarlas.