THE OBJECTIVE
Raquel Sastre

Dentro de la burbuja

Los españoles vivimos dentro de una burbuja más difícil de romper que el matrimonio de Cristina e Iñaki. Da igual las señales que recibamos, éstas no traspasan el caparazón y por eso la razón y el cerebro nunca están conectados.

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Dentro de la burbuja

Los españoles vivimos dentro de una burbuja más difícil de romper que el matrimonio de Cristina e Iñaki. Da igual las señales que recibamos, éstas no traspasan el caparazón y por eso la razón y el cerebro nunca están conectados.

Los españoles vivimos dentro de una burbuja más difícil de romper que el matrimonio de Cristina e Iñaki. Da igual las señales que recibamos, éstas no traspasan el caparazón y por eso la razón y el cerebro nunca están conectados, como demuestra Paco Marhuenda en sus portadas.

En Europa (la buena) dicen que somos vagos, tontos y mangantes, que no somos de fiar, y nosotros lo achacamos a la envidia que nos tienen porque en realidad somos fiesteros, alegres y pillines. El otro día estuve en Finlandia y las bicis no tienen candado, las tiendas no usan alarmas y la gente no se cuela con descaro, pero piensan mal de los españoles porque nos tienen pelusilla… Ellos tendrán buenos sueldos, un 3% de paro y no existe la delincuencia, pero nosotros tenemos sol, playas y sangría. ¿Quién no envidiaría eso?

En Finlandia no es que se viva bien, es que se educa bien. Tener una población que le dice al camarero que se le ha olvidado cobrar la última cerveza que ha pedido sí que es algo que envidiar. En España, el que más o el que menos, ha extraviado algún palillo en el Lizarrán. Nuestro carácter es pícaro y nos enorgullecemos de ello. Si no lo haces, eres el tonto del grupo. Tonto como los finlandeses, que pagan todo lo que consumen, que no defraudan ni un céntimo de sus impuestos y que ¡encima! miran mal a esos españoles que usan su picaresca para ahorrarse un par de euros.

En España, cada vez que sale otra noticia de un político corrupto se extiende la indignación por Twitter (por la calle no, que es un coñazo salir para quejarse). Y no lo entiendo, porque a los políticos se les pide que sean los representantes del pueblo español y lo cumplen a la perfección: robando. Al final, los políticos demuestran que son los más honrados de todos.

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