Vuelta de tuerca a la paranoia
El otro día acompañaba a una persona al aeropuerto de Madrid porque tenía que coger un vuelo, y mientras esperábamos junto al control para darle el último adiós vimos cómo la persona volvía con un bote de crema apresuradamente. Quédatelo, no me han dejado pasarlo.
El otro día acompañaba a una persona al aeropuerto de Madrid porque tenía que coger un vuelo, y mientras esperábamos junto al control para darle el último adiós vimos cómo la persona volvía con un bote de crema apresuradamente. Quédatelo, no me han dejado pasarlo.
El otro día acompañaba a una persona al aeropuerto de Madrid porque tenía que coger un vuelo, y mientras esperábamos junto al control para darle el último adiós vimos cómo la persona volvía con un bote de crema apresuradamente. “Quédatelo, no me han dejado pasarlo” – me comentó esta persona mientras me daba dicho artefacto que podría suponer un gran peligro para los pasajeros del vuelo. Acto seguido, una de mis sobrinas que estaban también conmigo, de unos 11 años de edad me preguntó “¿por qué no dejan pasar un bote de crema?” y es en esos momentos cuando descubres la tremenda paranoia en la que este sistema nos tiene sumidos.
“Es que,… para que los terroristas no puedan hacer una bomba en el avión con líquidos, está prohibido llevar botes de más de 100 mililitros”- fue mi respuesta, ni siquiera recordaba cuál es la legislación al respecto que prohíbe los líquidos en los aviones. Mi sobrina me miraba con cara de total sorpresa, y seguía insistiendo, “¿pero no lo entiendo? ¿cómo ella va a querer hacer una bomba con un bote de crema?” – refiriéndose a la persona a la que acompañábamos. En esos momentos no sabía qué más decirle porque realmente mi sobrina tenía razón, era incomprensible.
Y es que si no teníamos poco con tener que poner los cinturones, objetos metálicos y ordenadores en una bandeja, no llevar líquidos (¿excepto 100 mililitros?, yo que sé….) antes de tener que pasar los malditos escáneres ( y que tengas la suerte que no tengan Rayos X, de esos que en la pantalla apareces en bolas), ahora incluso tenemos que preocuparnos de que los malditos dispositivos electrónicos estén cargados, ya que si no es así corremos el riesgo de que nos los incauten. Una vuelta de tuerca más a esta paranoia colectiva que el sistema se empeña en que vivamos, justificado, eso sí, por nuestro bien, debido a la amenaza del terrorismo. Esos grupos terroristas tan peligrosos a los que de vez en cuando los gobiernos deben acudir para solucionar sus problemas, véase la financiación de Al Qaeda por la CIA cuando dicho grupo luchaba contra Rusia en Afganistán, con el amiguísimo Osama Bin Laden a la cabeza.