Cuando la muerte no es lo más importante

Este subjetivo no es para contar los ataques que Israel está vertiendo sobre la franja de Gaza, porque los hebreos llaman a filas a reservistas o en qué consiste el conflicto palestino-israelí. Este subjetivo va de prioridades.

Me gusta el fútbol. Bueno miento, más bien, amo el fútbol. Por eso disfruté como una enana viendo el histórico Brasil – Alemania. Sin embargo, una parte de mí permanecía inquieta, consternada, indignada y asombrada. Durante los 90 minutos del partido observaba como mi TL de Twitter se actualizaba con imágenes que llegaban de los bombardeos de Gaza.

Este subjetivo no es para contar los ataques que Israel está vertiendo sobre la franja de Gaza, porque los hebreos llaman a filas a reservistas o en qué consiste el conflicto palestino-israelí. Este subjetivo va de prioridades.

Como dije antes amo el fútbol. El deporte, en general. Pero ver como la mayoría de los informativos de cada una de las cadenas generalistas de este país abrían con la humillación de los germanos a los brasileños en lugar de contar los bombardeos israelís en Gaza no me entra en la cabeza. Que sí, que a mí me encanta el deporte rey, sé lo que significan esos cinco goles en 30 minutos a Brasil, en un Mundial, en su casa. Jamás ha habido nada igual. Pero señores, estamos hablando de ataques de guerra, de bombardeos, de víctimas civiles, de cómo niños corren para evitar ser atrapados por un explosivo a la vez que lloran la muerte de sus padres. No entiendo cómo se puede abrir un telediario generalista con los golazos de Schürrle en lugar de la Operación Margen Protector que ha puesto en marcha el ejército hebreo como respuesta a los asesinatos de israelís llevados a cabo por Hamas.

Como dijo Raquel Fraenkel, madre de Neftalí, uno de los jóvenes hebreos asesinados por palestinos: “No debemos permitir que la muerte nuestros hijos se convierta en una coartada para el combate”. No se puede permitir que los conflictos vuelen los pueblos de Oriente Medio. No se puede permitir que se desate el método del “ojo por ojo, diente por diente”