Pesadillas

¿Imaginan salir a la calle y en vez de encontrarse un “se busca compañero de piso”, se toparan con esta barbaridad escrita ante sus ojos? ¿Cómo explicarle a una hija esa majadería? ¿Cómo ponerse en la piel de ese hombre que quiere salvar su vida y la de su familia?

Tiene la apariencia de un mal sueño. Colchones que van de un lado a otro sobre sus cabezas. A 45 grados. No tienen miedo al desahucio, ni a la pobreza, porque ya han superado ese nivel. “¿Por qué lloras mamá?”. No hay mayor amenaza que la misma muerte. Sus ojos reflejan el dolor de la humillación. Pero de esta pesadilla no despertarán, al menos de momento. No hay mayor consuelo que la protección de sus familias, si aún pueden cuidar de ellas. Más de un millón de iraquíes atan hoy su casa a la espalda.  La alternativa desgarra la moral. Pero la dignidad siempre tiene que superar el miedo.

Mosul. “Hacemos un llamamiento a los habitantes de este municipio para que traigan a sus hijas solteras para que puedan cumplir con su deber en la yihad sexual con sus hermanos guerreros en la ciudad, y quienes no obedezcan sentirán todo el peso de la sharia”. ¿Imaginan salir a la calle y en vez de encontrarse un “se busca compañero de piso”, se toparan con esta barbaridad escrita ante sus ojos? ¿Cómo explicarle a una hija esa majadería? ¿Cómo ponerse en la piel de ese hombre que quiere salvar su vida y la de su familia? Allí no hay amenazas. Hay hechos. Esto no es una reivindicación de feminista con el puño en alto.

Poco importa ahora que ONU mujeres denuncie las acciones como “una grave violación de los derechos humanos”. Porque al final todos volvemos la cabeza ante esas noticias que «perturban» nuestras vidas, ya hastiadas de demasiados “problemas”.

Cristina se ha levantado tarde hoy. Es verano y su madre le ha dado unos días de tregua. Prepara el bocata para la piscina. Antes de irse le da un abrazo.

– ¿Por qué estás tan cariñosa hoy mamá?

– Porque tenemos la suerte de vivir este sueño.