Secreción nematológica
Es pues bien ridículo comprobar cómo la ONU, que no es nada más allá de un envoltorio patético de ideología, se afana por introducirnos la papilla de la ayuda humanitaria en esta enconada cuestión de Siria.
Es pues bien ridículo comprobar cómo la ONU, que no es nada más allá de un envoltorio patético de ideología, se afana por introducirnos la papilla de la ayuda humanitaria en esta enconada cuestión de Siria.
La ONU, sin autorización de Damasco, enviará convoyes de ayuda humanitaria a Siria a través de cuatro corredores: dos en Turquía, uno en Irak y otro en Jordania. La cuestión así presentada deja en muy mal lugar a Siria y en un muy buen lugar a la ONU, que es la buena de la película, la democracia de la Tierra, luz de…
Lo cierto es que los rebeldes están perdiendo la guerra y Assad la está ganando, y eso no se puede permitir. ¿Por qué? Por cuestiones geoestratégicas camufladas de ideología barata. Bien, esto no es una crítica ni una queja. Es una constatación de que la guerra funciona así.
La competición entre estados por su propia supervivencia es lo más parecido a lo que Hobbes llamaba el “estado de naturaleza”. Es una lucha a muerte entre los estados, y en esa lucha a muerte no hay regla alguna, excepto la de la conservación del propio estado desde el que se parte.
Es pues bien ridículo comprobar cómo la ONU, que no es nada más allá de un envoltorio patético de ideología, se afana por introducirnos la papilla de la “ayuda humanitaria” en esta enconada cuestión de Siria, que no es sino el escenario en el que los estados, o los imperios, juegan su partida de ajedrez; y como la ONU no es sino una organización de estados sin poder propio (porque no puede tenerlo, necesariamente) las acciones de los que dominan el cotarro pasan por su filtro aderezadas de las nematologías que todos los estados secretan, una vez más, necesariamente.
Pero podemos seguir jugando a ser humanitarios.