El lío de Mas
El lío ha ido a más. Y a Mas. Cada vez que ambos mandatarios han procurado un encuentro se han encontrado un desencuentro. Y es que Rajoy, incomprensiblemente, se niega a incumplir la ley para resolver el lío promovido por Mas.
El lío ha ido a más. Y a Mas. Cada vez que ambos mandatarios han procurado un encuentro se han encontrado un desencuentro. Y es que Rajoy, incomprensiblemente, se niega a incumplir la ley para resolver el lío promovido por Mas.
No cabe duda. Los protagonistas de la imagen son españoles. Nadie queda colgado en un lío similar con tanto arte. Nos va el barullo. La primera vez que Rajoy recibió a Mas en Moncloa, los micrófonos indiscretos captaron la confesión del gallego: «vivo en el lío». Años después, el lío ha ido a más. Y a Mas. Cada vez que ambos mandatarios han procurado un encuentro se han encontrado un desencuentro. Y es que Rajoy, incomprensiblemente, se niega a incumplir la ley para resolver el lío promovido por Mas. Por eso, nunca llegan a hablar de lo importante sino de lo demás, que es lo de Mas.
El presidente de la Generalidad oculta tras la bandera catalana las vergüenzas de su gestión, resumida en el incremento de la ruina que heredó del tripartito y la reducción de su número de votantes hasta límites insólitos. Los que han conducido a Cataluña a la quiebra son los mismos que acusan a España de provocarles la bancarrota. El drama del aldeanismo paleto es que necesita al Estado para sufragar sus desvaríos y también para culparle de sus males. Y estos trileros del trinque disfrazado de sentimiento nacional, que reclaman la independencia con una mano y más pasta con la otra, son los que ponen las tácticas nacionalistas al servicio de las estrategias separatistas. Junqueras engorda lo que Mas adelgaza y Duran se apea de esta absurda carrera hacia el precipicio.
Pronto se reunirán de nuevo. Mas volverá a pedir a Rajoy lo que éste no le puede dar. Eso lo aprovecharán los secesionistas exponiendo que decir no al nacionalismo es decir no a Cataluña. Y vuelta al lío en el que han instalado a Cataluña unos dirigentes conocidos por depositar su corazón en Cataluña y su dinero en Andorra.