Abrazar la barbarie

La tecnología que acerca imágenes endurece nuestros corazones y nubla la razón alejando a la realidad. Todo se oscurece. La barbarie avanza y seguimos minando los cimientos de la civilización.

La tecnología que acerca imágenes endurece nuestros corazones y nubla la razón alejando a la realidad. Todo se oscurece. La barbarie avanza y seguimos minando los cimientos de la civilización.
 
La humanidad progresó lentamente durante siglos. Cada conquista supuso una guerra y cada victoria sobre el mal se afianzó sobre las vidas de personas como nosotros. Detrás de cada avance científico hubo millones de horas de estudio y cada logro del Derecho proviene de los más profundos debates teológicos. La civilización se construía a pesar del extraño deseo por volver a la caverna. Hasta ahora siempre habían germinado las semillas que unos pocos hombres buenos se dedicaron a sembrar cuando la decadencia todo lo arrasaba.
 
En estos tiempos parece que ni hubiera semillas, ni hombres buenos, ni campos fértiles donde cultivar. Porque asistimos al suicidio de toda una civilización que desprecia su mejor pasado y ridiculiza la sabiduría de los estudiosos, que se traga todas las leyendas negras, que educa en el resentimiento y que propaga el regreso a las peores aberraciones como un logro progresista. Parece que otra vez vuelven las tinieblas y algunos sonríen encantados.
 
Mientras celebran la destrucción de los cimientos no ven que a la vez el techo se resquebraja y que un montón de escombros caerá sobre sus cabezas. Las promesas de reconstruir de nuevo y a prisa olvidan que se necesitan horas de estudio y cálculo. Pero los soberbios consideran que hay un paraíso mejor porque han olvidado que el mal existe con todas sus garras. Miramos las imágenes y vemos la barbarie que algunos reclaman como si fuera una nueva ilustración. Ciertamente, es tal el odio a nuestra cultura que otra vez llaman a quienes pretenden destruirnos del todo. Reniegan de la civilización porque ya han abrazado la barbarie…