La realidad inevitable de la prostitución

Aún sin confirmar si entre Adán y Eva hubo transacción económica a cambio de sexo y por muy exquisitos que nos pongamos estableciendo doctrinas morales o aplicando leyes, el mercado del sexo no entiende de crisis.

La profesión más antigua del mundo. No me digan que no han escuchado este topicazo millones de veces. También hay otro tópico que dice que los tópicos son reductos de la verdad. Si lo aplicamos a esta frase que tanto repetimos los periodistas sin imaginación ni recursos, quizás no haya más remedio que reconocer que sí, que la prostitución existió, existe y existirá.

Aún sin confirmar si entre Adán y Eva hubo transacción económica a cambio de sexo y por muy exquisitos que nos pongamos estableciendo doctrinas morales, desplegando policías o aplicando leyes que persigan a trabajadoras o clientes, el mercado del sexo en su variante más tradicional no entiende de crisis.

Es verdad que hay un porcentaje dramático, lamentable y perseguible de este negocio que es el de la trata de mujeres y su explotación por mafias o individuos en contra de su voluntad. También existen lugares en el mundo en el que vender sexo a los turistas pueda ser la única alternativa para muchas personas en la lucha por la supervivencia.  Si a alguien debe censurársele es a esos viajeros sin escrúpulos que se aprovechan de este estado de necesidad para satisfacer sus deseos y a algunos gobiernos y empresarios que miran hacia otro lado mientras hacen caja.

Otro planteamiento es el que propone la trabajadora sexual que aparece en la imagen, animando a sus compañeras a que peleen por la despenalización de la prostitución “consensuada” en San Francisco. El FBI cerró recientemente una web de contacto entre clientes y prostitutas en un intento más de ponerle puertas al campo.

Una vez marcadas las excepciones de los que no es admisible y estableciendo que un acuerdo libre entre dos seres humanos sólo les compete a ellos, sería deseable que la policía se dedicara a perseguir a los verdaderos delincuentes. Aceptemos la realidad social como se ha hecho históricamente con otras cuestiones.