Por la minería
Hay muchas diferencias culturales entre pueblos pero ya sea en León, Perú o Pakistán existen trabajadores que deberían ser condecorados todos los días. Existen personas que malviven para que otros puedan regocijarse en su silla de oro.
Hay muchas diferencias culturales entre pueblos pero ya sea en León, Perú o Pakistán existen trabajadores que deberían ser condecorados todos los días. Existen personas que malviven para que otros puedan regocijarse en su silla de oro.
Hay trabajos y trabajos. La ganadería, la agricultura y la minería son, probablemente, los trabajos que requieren el mayor sacrificio del obrero, además de ser infravalorados por la sociedad.
Hace poco volví a ver el programa de Adela Úcar “21 días buscando oro”, en el que la periodista se adentra en los Andes peruanos para buscar el deseado metal. Adela padeció la crudeza de la minería, sufrió cómo la población allí asentada vive en condiciones extremas con seguridad nula para intentar encontrar una pieza de oro que les saque de la miseria.
Circunstancias parecidas adolecen en Pakistán, donde cada día cuatro mineros rasgan carbón y entre ellos se reparten la indigente cifra de 7,5 euros. La Cultural y Deportiva Leonesa ha sido muy nombrada los últimos días por su peculiar elástica de cara al triangular en homenaje a la minería que ha disputado junto con la Ponferradina y el Sporting de Gijón. La ‘Cultu’ jugó estos partidos con una camiseta que esbozaba un esmoquin y pajarita porque “la ocasión exigía algo especial”. La ocasión de rendir un homenaje a unos verdaderos trabajadores, a los que se sacrifican, a los que sufren penurias, a los que trabajan de sol a sol.
Hay muchas diferencias culturales entre pueblos pero ya sea en León, Perú o Pakistán existen trabajadores que deberían ser condecorados todos los días. Existen personas que malviven para que otros puedan regocijarse en su silla de oro. Desgraciadamente, así de injusta es la vida.