Nosotros, la minoría

Es importante recordar que la minoría, inmensa minoría, somos nosotros. La mayoría de los habitantes del planeta vive en condiciones de pobreza, miseria y dolor que para nosotros serían insoportables. Que lo sepamos.

Ahí están, existen, caminan hacia un futuro oscuro, los que lo tienen. Algunos acaban de descubrir ahora que existen. La cámara de Khalid Mohammed nos los muestras en desordenada fila, cabizbajos. Niñas, niños, mujeres, hombres, los que han sobrevivido a la limpieza étnica que está practicando el Estado Islámico (IS) en las montañas de Sinjar. Son los yazidíes, una minoría preislámica de origen kurdo. Ahora les ha tocado a ellos.

La imagen refleja un escenario de aflicción, congoja, abatimiento, desánimo y miedo. Hombres desolados, rotos. Mujeres que apenas pueden con sus hijos. Niños con la mirada rota por el dolor. Falta agua. Hace un calor sofocante ahí, en la frontera entre Irak y Siria. Muchos han muerto en el camino huyendo del fanatismo asesino del IS. A las niñas que les resultan atractivas se las llevan y la someten a horribles vejaciones sexuales.

Ahora buena parte de los que consiguen salvar la vida llegan al campo de refugiados de Bajit Kandala. Allí faltan alimentos, la ayuda es insuficiente y la tragedia humanitaria descompone los corazones. Están traumatizados por el horror que han vivido y su horizonte es negro. La caridad de unos pocos les permite sortear a la muerte.

Los yazidíes ocupan ahora la atención de los medios de comunicación. Pronto dejarán de ser noticia. Pero ellos seguirán ahí, descomponiéndose, los que consigan que los fanáticos islamistas no les corten antes el pescuezo como animales. Sucede cada poco. En todo el planeta. Y nosotros, que nos autodenominamos primer mundo, a lo nuestro, en nuestro confort. Pero es importante recordar que la minoría, inmensa minoría, somos nosotros. La mayoría de los habitantes del planeta vive en condiciones de pobreza, miseria y dolor que para nosotros serían insoportables. Que lo sepamos.