El salto que lo cambia todo
Los saltos al vacío siempre son premeditados. Casi exitosos en un 90 por ciento de las veces. Siempre peligrosos si vamos de la mano del dudoso. Que no nos engañen.
Los saltos al vacío siempre son premeditados. Casi exitosos en un 90 por ciento de las veces. Siempre peligrosos si vamos de la mano del dudoso. Que no nos engañen.
22 metros de altura. Desde ahí no se ven almas, solo cuerpos humanos diminutos e indefensos, que observan con asombro el valor del que se va a lanzar al agua. Es una costumbre tan poco usual como característica de un país que no es el nuestro. Desde arriba el valiente aventurero se pregunta si es saltar la decisión más importante que tomará en su vida. Cinco segundos que duran horas, un quebradero de cabeza efímero. Pero que puede ser letal. Vaya estupidez, con la de maneras más seguras que hay de pasar unas vacaciones. O eso pensarán algunos.
¿Pero saben que todos los días saltamos al vacío? Decisiones y acciones casi tan tontas como la de una familia tan feliz como rota en cuestión de segundos. Una foto, una obsesión, las redes sociales, ¿quién impera sobre quién, los hijos o el éxito? La respuesta se cuenta en el número de lágrimas que brotan desde entonces y mojan las mejillas de esos dos niños, ahora huérfanos, que no querrán oír hablar nunca más de selfies, porque una de ellas les dejó sin padres en
Sintra, Portugal. El salto al vacío de unos padres inmaduros. El vacío irrecuperable de dos niños ahora más solos que nunca.
La vida es saber colocar bien la cabeza debajo de los brazos, alzar los pies con decisión. Postura medida para caer con soltura. El miedo hace trabajar con fuerza el corazón, el impulso de calor recorre todo el cuerpo. La decisión más fácil es dar un paso atrás. ¿Caeremos bien en el agua? Nunca lo sabremos. Salvo que la postura sea la correcta. Los saltos al vacío siempre son premeditados. Casi exitosos en un 90 por ciento de las veces. Siempre peligrosos si vamos de la mano del dudoso. Que no nos engañen.
El menú tiene demasiados “starters”, no menos “main dishes” y otros tantos “desserts”. Decidir el correcto es tan importante como no desviarse y caer encima de una de esas diminutas personas nerviosas que se asoman al lago. ¡A saltar!