El valor de la basura
Hace ya tiempo que la relación entre Estados Unidos y Alemania viene soltando bastante basura. Ahora al parecer se incrementa la cantidad de esta en sus relaciones anunciando que Alemania también espía al gigante americano.
Hace ya tiempo que la relación entre Estados Unidos y Alemania viene soltando bastante basura. Ahora al parecer se incrementa la cantidad de esta en sus relaciones anunciando que Alemania también espía al gigante americano.
Hace ya tiempo que la relación entre Estados Unidos y Alemania viene soltando bastante basura. Ahora al parecer se incrementa la cantidad de esta en sus relaciones anunciando que Alemania también espía al gigante americano.
Todo esto me hace recordar una historia de basura americanas que yo vivía frecuentemente de pequeño. Tengo un primo que hizo el servicio militar en los setenta en San Fernando (Cádiz), este conocía a un piloto americano de la base de Rota que ocupaba un alto puesto en la cadena de mando de la basura que generaba una base aeronaval con miles de soldados. Obviamente no hablo del desecho orgánico, sino de todo ese otro material que puede sobrar en una base donde cada soldado disponía de una estrecha taquilla metálica para guardar todas sus pertenencias durante el tiempo que permanecía destinado en este punto del norte de África, también llamado sur de Europa. Desde luego había de todo, pero uno de los “artículos” más apreciados de tan lujoso basurero, en aquella todavía carente España, eran los discos. Discos de importación, eso seguro, y lo mejor es que muchos eran imposible de conseguir en territorio español. A los soldados americanos les costaba menos tirarlos a la basura, una vez hartos de oírlos o simplemente porque recibían los últimos trabajos de sus músicos favoritos y tenían que abrirle hueco, que volver a enviarlos a su casa por correo. Y no crean que eran baratos por el hecho de que procedían del vertedero, sin ir más lejos, a mí me costó setecientas pesetas uno de la Motown “El sonido de Filadelfia” aunque, créanme, mereció la pena. Estoy convencido de que la basura que vienen arrojándose americanos y alemanes desde hace algún tiempo, en materia de espionaje, no es tan valiosa.