¡Que vienen las suecas!

Este julio ha sido el segundo mes con más turistas de la historia española. Me gustaría saber si falsean los datos como con la bajada del paro y han contado a los que saltan las vallas de Ceuta y Melilla.

Este julio ha sido el segundo mes con más turistas de la historia española. Me gustaría saber si falsean los datos como con la bajada del paro y han contado a los que saltan las vallas de Ceuta y Melilla. Que voy a decir una cosa, prefiero a 100 inmigrantes saltando la valla y currando en nuestro país, que a 2000 alemanes alcoholizándose y saltando la valla para hacer balconing, sobre todo porque sólo unos pocos caen fuera de la piscina.

Que hay muchos turistas es cierto, pero turistas de baja calidad, de los que buscan fiesta y desfase, barras libres a cambio de mamadas, deportes de riesgo como el balconing, de los que, en vez de ríos de tinta hablando de nuestro patrimonio histórico, dejarán ríos de vómito que alaben nuestro vino. El turismo que llega a nuestro país viene buscando el reflejo de la sociedad que hemos forjado y no nos estamos dando cuenta de ello. Menos mal que compensamos con esos educados ancianos europeos que llegan a nuestro país para apreciar algo más que las fiestas, el sol y la playa: nuestro sistema nacional de salud, el cuál desatiende a los españoles en paro de larga duración pero le pone a los europeos que se rompen la cadera (casualmente al poner el primer pie en tierra española) una prótesis de titanio que ya querría el nuevo Batman para su traje (además de saber actuar).

Y si alguno piensa que me estoy pasando, que recuerde qué símbolos se asocian a cada país: a Francia la Torre Eiffel, a Italia la Torre de Pisa o el Coliseo, a España el toro, la sevillana o la paella. Tenemos el turismo que nos merecemos y, lo peor de todo, es que ya no nos llegan las suecas, sólo borrachos sonrosados y orondos cuál cerdos.