Afrodisiacos
Díganme qué es lo primero que ven ustedes en esta imagen. Sí, ahí está: una torre gigante y cilíndrica, estilo torre Agbar de Barcelona, y a la que sólo parece faltarle el prepucio. En el primer plano aparece una pareja contándose sus confidencias con una niña.
Díganme qué es lo primero que ven ustedes en esta imagen. Sí, ahí está: una torre gigante y cilíndrica, estilo torre Agbar de Barcelona, y a la que sólo parece faltarle el prepucio. En el primer plano aparece una pareja contándose sus confidencias con una niña.
Díganme qué es lo primero que ven ustedes en esta imagen. Sí, ahí está: una torre gigante y cilíndrica, estilo torre Agbar de Barcelona, y a la que sólo parece faltarle el prepucio. En el primer plano aparece una pareja contándose sus confidencias con una niña (o niño) en los brazos de él. Igual están discutiendo o igual están hablando de tener una noche de sexo, lo que no extrañaría con ese pedazo de torre enfrente.
La noticia, sin embargo, informa de todo lo contrario: la alerta sobre un afrodisiaco, el spanish fly, que puede perjudicar la salud. Mejor que nada se levante por ayudas herbáceas. Tampoco que a ella no le dé por desfogarse y quitarse toda la ropa que lleva encima (y lleva bastante) gracias al chorrito del amor.
Los dos planos y la información llaman la atención, sobre todo por provenir de un país como Catar, uno de esos emiratos que en los últimos años ha inflado su PIB de forma descomunal. Tanto que hasta en él se disputará un Mundial de fútbol y que patrocina a un poderoso equipo de fútbol español. Ahora mismo es el país con mayor renta per capita del planeta y la tercera reserva de gas en todo el mundo. Todo a lo grande. Un país en plena erección que puede construirse un front view como el de Manhattan.
La cuestión es que, al mismo tiempo que chorrean los billetes, que las tiendas de marcas de lujo se asientan en sus calles, que todo huele a afrodisiaco, se alerta del placer. Porque parece que este no puede estar al alcance de todo el mundo. Y ahí tenemos a esa mujer cubierta de pies a cabeza. Una noticia señalaba hace sólo dos días que Catar podría estar financiando el Estado Islámico y también hay serias acusaciones sobre su implicación en Siria y su ayuda a los rebeldes. Paradójico ese capitalismo a ultranza auspiciado por la monarquía absoluta que lo gobierna.
Pero miren otra vez esa torre y todo lo que representa. Mientras haya dinero y este otorgue poder que exista un fundamentalismo religioso o que se explote a miles de trabajadores –capitalismo convertido en feudalismo- nada importa (sobre todo para los intereses occidentales). Lo del afrodisiaco, lo de los velos es un quítame allá esas pajas.