Criminales horrendos
El informe que ha conmocionado al Reino Unido sobre los 1400 niños sexualmente explotados entre 1997 y 2013 nos pone de frente, una vez más, ante la evidencia de los criminales horrendos.
El informe que ha conmocionado al Reino Unido sobre los 1400 niños sexualmente explotados entre 1997 y 2013 nos pone de frente, una vez más, ante la evidencia de los criminales horrendos.
El informe que ha conmocionado al Reino Unido sobre los 1400 niños sexualmente explotados entre 1997 y 2013 nos pone de frente, una vez más, ante la evidencia de los criminales horrendos. Las secuelas psíquicas que los horrores descritos en dicho informe dejan en los niños para el resto de su vida son bien conocidas por multitud de experiencias y estudios psicológicos y sociológicos.
Los criminales que secuestraron, violaron, amenazaron de muerte y aterrorizaron a estos niños eran en su mayoría de origen pakistaní y de otros países de Asia. El informe señala que muchos funcionarios encargados de este asunto, que era vox populi en la localidad inglesa de Rotherham en la última década, se sentían nerviosos de identificar a dichos criminales por sus atributos más destacados, es decir, los que los diferenciaban del resto de la población inglesa: su origen nacional y su etnia.
La policía y las autoridades políticas o no dieron importancia a las denuncias o directamente pasaron de las mismas.
Una mezcla de presión ideológica, incompetencia policial, desidia política y desórdenes psicológicos que llevan a ciertos seres humanos (no personas) a violar a niños, han creado esta situación éticamente horrorosa.
Y sin embargo, los que han cometido estos atroces crímenes serán enviados a la cárcel para su rehabilitación y posterior reincorporación al mercado de consumidores satisfechos, en vez de ser ejecutados como criminales horrendos que son. Estos violadores han perdido su condición de persona, y el crimen que han cometido es imposible de reparar. Si no estuviesen perturbados psicológicamente, si se diesen cuenta de lo que han hecho se suicidarían parar recuperar su humanidad, pero como eso no es posible, es el Estado el que tiene que destruir a estos sujetos para afirmar que hay límites que no pueden ser traspasados.
