Las cinco heridas del ser
Es en tal oscuridad donde se encuentran nuestras heridas verdaderas, las que nunca acaban de cerrar del todo. Las que han generado después, directa o indirectamente, nuestras corazas y armaduras para proteger esas heridas.
Es en tal oscuridad donde se encuentran nuestras heridas verdaderas, las que nunca acaban de cerrar del todo. Las que han generado después, directa o indirectamente, nuestras corazas y armaduras para proteger esas heridas.
¿A qué nivel de conocimiento de ti mismo has llegado? ¿Hasta dónde has profundizado? ¿Te has quedado en las capas superficiales del pensamiento consciente sin dar demasiada importancia a lo que ocurre, sin detener tu marcha creyendo que todo pasa, que ya vendrán tiempos mejores? ¿O has decidido bajar a las más oscuras y remotas profundidades de tu ser, donde habita el inconsciente y donde nace todo lo que aparece arriba? Porque es ahí donde están tus miedos, donde están tus pasiones y virtudes, donde surgen tus actitudes defensivas e impulsivas… Es ahí donde están tus manías, tus talentos, tus límites autoimpuestos, la esencia de tus juicios y prejuicios hacia los demás y hacia ti mismo. De ahí se destilan los efluvios de la felicidad y el amor o del veneno del miedo y el odio, para que circulen después purificando y dulcificando nuestra existencia, o emponzoñándola y amargándola.
Es en tal oscuridad donde se encuentran nuestras heridas verdaderas, las que nunca acaban de cerrar del todo. Las que han generado después, directa o indirectamente, nuestras corazas y armaduras para proteger esas heridas. Que nadie las toque. Que no cierren pero que no duelan. Pero hay días que duelen. Corazas de agresividad, de incapacidad de confiar en uno mismo o en otra persona, de soledad autoimpuesta, de anulación de los sentimientos, de vacío existencial, de carencia de sentido, de prepotencia y soberbia, de dependencia de personas o cosas. De amargura.
Esas heridas, que se engloban en cinco, no terminan nunca de cerrar. Pero si logras poner un poco de luz ahí. Si logras ver lo que hay realmente, ponerle nombre. Amigo, amiga. Chapeau. Habrás averiguado el origen de la parte de tu personalidad menos sana, donde nace tu Mr.Hyde. Podrás identificar cuál es el miedo, consciente o inconsciente, y habitualmente situado entre los cero y los diez años, que lo ha alimentado y hecho crecer: miedo al rechazo, al abandono, a la humillación, a la traición y/o a la injusticia. Miedo, en definitiva, a no sentirse querido, a no ser amado, a ser excluido. Es ahí donde han nacido todas las guerras. Todos los abusos. Todas las dictaduras. Es ahí donde han nacido nuestros defectos -y también nuestras virtudes-. Y a tales profundidades no hay diferencias entre nosotros.